miércoles, 12 de octubre de 2011

HUEVOS RELLENOS

HUEVOS RELLENOS 
            Con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina, el debate político está a pie de calle protagonizando nuestro día a día y del que resulta casi imposible escapar. Pero no se asusten, no voy a hablarles de política en esta tribuna gastronómica por mucho que sea un tema que me apasione.
            Aún gustándome, tengo muy presente unas palabras que leí hace tiempo en las que se advertía de la política y el poder que tiene de corromper todo a lo que se arrima. Esta afirmación venía demostrada con un claro ejemplo de degradación, siempre según el autor del que no recuerdo el nombre, de una manera muy sencilla poniendo junto a una madre, que es lo más sagrado, la palabra política. El resultado de la unión conseguía una mamá política, o sea, una suegra en toda regla, casi nada.
            La verdad, es que con quien uno pretende relacionarse es con la hija. Con la madre de ésta, la suegra, ocurre como con los equipos de fútbol que conforme van ganando partidos, gustan más a sus seguidores. En mi caso, mi suegra gana todos los años la liga por goleada desde hace bastantes temporadas y, aunque me resultó ingeniosa la frase de la política y las madres, no puedo estar más en desacuerdo con ella por experiencia propia.
            Por estas páginas de Las Recetas de Alberto, han pasado vivencias propias que dan pie a muchas recetas que forman parten de nuestra cultura y forma de ser, siempre desde mi más íntimo y particular punto de vista. Mi mujer y mis hijos, mis padres, mi abuela, hermanos, cuñados y sobrinos son el eje de mi vida y la excusa perfecta para tirar de recuerdos en las que están siempre presentes las celebraciones alrededor de nuestra cultura y, por tanto, nuestra gastronomía. A esta altura de la película, por mucho que me paro a recordar, creo que de mi suegra todavía no había escrito como se merece, y eso hay que arreglarlo.
            Si existe justicia divina a cada uno hay que ponerlo en su sitio. Mi suegra hace mucho tiempo que ya no ejerce de suegra, puesto que sus tareas de abuela en las que mezcla habilidades de Super-Nany y de santo Job, el patrón de la paciencia, la tienen muy ocupada. Lo cierto es que la vida me ha tratado bien y ha sido generosa ofreciéndome la oportunidad de entrar a formar parte de una familia como la de mis suegros. Siempre he admirado la capacidad que ha tenido Pili, mi suegra se llama así, Pili Bermejo, de remangarse ante cualquier problema y afrontarlo con una resignación que se adorna tras una sonrisa.
            El paso del tiempo viene de la mano de un sinfín de problemas. Lo único malo de esto, que no es más que la vida misma, es no tener una familia a la que aferrarte cuando llegan los baches y, en ese sentido soy un privilegiado por contar con mis suegros para afrontarlos. Tanto mis hijos como yo mismo, pues empecé a “hablarle” a mi novia muy jovencito, prácticamente estamos siendo criados con el tratado de buenas maneras que ella siempre recuerda que estudió de niña y que creo que lo escribió de puño y letra, y si no es así, debería haberlo hecho.  
            Por supuesto, como en el ejemplo de los equipos  de fútbol, cada uno cuenta la historia tal y como la vive y a mi suegro, santo varón, siempre se le escucha la sentencia de que sólo él sabe lo que pesa la cruz que lleva encima con mi suegra… Sin ánimo de ponerme de parte de nadie, por la cuenta que me trae, me limitaré a ser sólo notario de los hechos que les relato, sin dejar pasar por alto el gesto que hace mi suegra, soplando hacia arriba, cada vez que escucha a mi suegro Paco decir tal cosa.
            De los recuerdos que van ligados a la familia y a la gastronomía antes citados, al hablar de Pili y sus recetas, nunca olvidaré lo primero que comí en casa de mi novia y que retengo como si fuese ayer.
            Andaba yo opositando a ser incluido en el derecho de poder “hablarle” a la que empezaba a ser mi novia, cuando me topé por primera vez con un plato de huevos rellenos de los que hace mi suegra y, a Dios gracias, también mi mujer. Fue probarlos y en ese instante comprendí que la muchacha que tenía a mi lado era justo lo que me convenía…o por lo menos la madre, puestos a unas malas. También recuerdo como me tragué un huevo entero de un bocado mientras me ponía en pie como un resorte al llegar mi suegro a casa, casi me atraganto de la impresión.

            La preparación en si, de tal locura del reino de las tapas, es tan fácil que resulta por eso mismo complicada de hacer bien, pues son pocos los ingredientes y es en la proporción donde está el secreto. Para ello, debemos cocer media docena de huevos con un puñado de sal. Tras esto, refrescamos bajo el chorro del grifo y pelamos, separando las yemas cuajadas de las claras que nos han de servir de cuenco del relleno. Para el relleno, lo conveniente es hacer una mahonesa casera con un leve toque de ajo; despachurrar con un tenedor la yema de los huevos y unir a la mahonesa, añadiéndolo seguidamente a dados de tomate maduro, lechuga picada, aceitunas sin hueso y atún desmenuzado.
            Trabajamos hasta que se haga una pasta y rellenamos con ésta las claras de los huevos en sus huecos y decoramos espolvoreando con una yema desmenuzada que debemos reservar para ello y un poco de perejil trinchado. Tan simple como sabroso, capaz de conquistar el corazón de un muchacho para una hija, por los siglos de los siglos, amén. Gracias Pili… y, por supuesto, la receta es lo de menos.


5 comentarios:

  1. Pones mucho rollo para simplemente hacer unos huevos rellenos.....

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  2. Me encantaría poder dirigirme a ti por tu nombre pero, como no lo pones, te llamaré Anónimo.
    Estimado Anónimo, si realmente has leído el artículo y no eres capaz de advertir que la receta no es más que una excusa para homenajear a mi suegra, que es como una madre para mí; es que o una de dos, o no tienes suegra o quien te haya tratado como a mí mi familia o no tienes la capacidad de leer entre líneas. Ambas cosas son muy tristes.
    Espero no haberte molestado, pues bastante tienes con lo tuyo como para que yo te falte al respeto.Si estoy equivocado, por favor házmelo saber para que pueda pedirte disculpas.
    Un saludo.

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  3. Alberto....me encanta tu suegra!!!....y sus huevos.... (siendo mujer puedo decirlo sin temor a la mala interpretación! !!)....mañana los prepararé en mi casa, la receta, con permiso de tu suegra, será bautizada como "los huevos de Pili"....
    Muchas gracias, he disfrutado cada letra!

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  4. A eso se le llama cachetada con guante blanco, bien por ti!, lo cierto que siempre va a ver alguién que te critíque, a quien no le guste lo que haces, hay de todo en esta viña del señor, lo feo es cuando nos tocan de estos ji ji ji, lo peor que no hacen nada de provecho. :S. Ho y tu receta está muy bien :) Ho y me llamo Carolina, pero como no tengo ninguna cuenta de las que piden, será la opción ánonimo :P

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  5. Gracias Carolina
    Es una pena estar tan amargado en la vida y proyectar tu frustración contra los demás.
    Un saludo y espero seguir sabiendo de ti

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