jueves, 22 de septiembre de 2011

FLAN DE MEMBRILLOS

FLAN DE MEMBRILLOS
 El dulce transcurrir del verano capitulará ante la llegada de un Otoño que pronto nos sorprenderá, anunciándose casi sin que nos demos cuenta con una tarde fresquita  y un recuerdo súbito de que aquella rebeca que continúa colgada del armario, tras un verano de letargo y olvido injusto, como son todos los olvidos. No obstante, aún nos queda un último recurso para aquellos amantes de la época estival, y éste no es otro que “el veranillo del membrillo”. Nombre con el que se conoce a una época de Septiembre, en donde el calor parece recuperar un brío casi perdido, y que es el aldabonazo que necesita un fruto como es el membrillo para acabar su maduración.
En Andalucía tenemos una dilatada tradición en lo que se refiere a elaborar membrillos en sus diferentes tendencias y presentaciones. Lo encontramos en los mercados a nuestra disposición desde principios de otoño hasta principios de invierno y, al comprarlos en el mercado, debemos observar ciertas normas como, por ejemplo, rechazar los que no presenten la piel intacta a golpes, aspecto carnoso y color amarillento. Si nos topamos con un ejemplar que está maduro, no debe ser motivo de rechazo si lo queremos cocinar de inmediato. En cambio, si lo compramos verdes, podemos conservarlos dos meses en casa sin que se estropeen guardados en el frigorífico.
El membrillo es un fruto de los que menos engordan pues no contiene aporte calórico significativo, el problema es que se consume habitualmente en forma de postre con el consiguiente añadido de azúcar, cosa que nos complica la línea.  En cuanto a su contenido nutritivo, es rico en pectininas evitando la diarrea, hemorroides y las úlceras, así como ayuda a  regular el colesterol.
En la antigua Grecia se creía que era una fruta afrodisíaca, pues estaba consagrada a la diosa Afrodita toda la plantación de membrillos que allí se encontraban, siendo ésta la diosa del amor. Por este motivo, obligaban a los recién casados a comer un membrillo antes de acceder a los aposentos donde desposarse para obtener así fecundidad en su matrimonio.
            En nuestra Málaga, tan sólo compartimos el Mar Mediterráneo con los griegos, no obstante tras el desembolso del mes de septiembre con la vuelta al cole, tengan cuidado al comer el flan de membrillo que esta semana les propongo, no vaya a ser que sea verdad lo del afrodisíaco y la fecundidad y el año que viene tengamos otro niño más que costearnos para la vuelta al cole. Sean buenos.
 
INGREDIENTES
 1 Kg. De membrillo                          Azúcar                       8 huevos
1 litro de leche                                  Limón                        1 vaina de vainilla
Queso fresco de Ronda                    Miel de caña              Nata montada
            En primer lugar, debemos obtener dulce de membrillo que nos servirá de base para aromatizar el flan. Para ello, cortamos el membrillo en gajos pelados y lo disponemos a cocer durante una media hora. Una vez que estén blandos, los pasamos por la batidora hasta dejar un puré muy fino.
            Con el puré elaborado, añadimos el peso equivalente en azúcar a éste y volvemos a calentar el preparado a fuego medio, incorporándole una vaina de vainilla  y removiendo cada cinco minutos con ayuda de una cuchara de palo durante una hora, más o menos.  Pasado este tiempo, quitamos la vaina de vainilla y vertemos en un molde para que se enfríe el dulce de membrillo.
            Con el dulce de membrillo preparado y frío, pasamos a cocinar el flan propiamente dicho tal y como se hacen desde siempre. Por tanto, el primer paso es aromatizar la leche con el dulce de membrillo, mezclando los dos ingredientes hasta que queden de forma homogénea. A continuación, batimos en un bol los ocho huevos y los añadimos a la mezcla de leche y membrillo, removiendo el conjunto sin batir, para de esta forma evitar las burbujas de aire.
            Con la base lista, cubrimos el fondo de las flaneras con caramelo líquido y llenamos éstas del preparado de leche. Acto seguido, colocamos las flaneras sobre otro molde mayor y le ponemos agua alrededor para conseguir un baño maría, el cual introduciremos, tapado, en el horno a 180º durante unos diez minutos. Pasados los diez minutos, bajaremos el horno a la mitad y lo dejaremos con los flanes unos cuarenta minutos más, observando éstos de vez en cuando y pinchándolos con una aguja de coser para comprobar el punto de cocción.
            Una vez cuajados, dejamos enfriar y desmoldamos sobre un plato acompañados de nata montada y unos taquitos de queso de Ronda fresco con un chorrito de miel de caña sobre éstos. Ciertamente exquisito, se lo aseguro. 
           

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