sábado, 14 de enero de 2012

MENESTRA A LA RONDEÑA

MENESTRA RONDEÑA
La venta de verduras se ha disparado desde que la Navidad ha terminado. Esa ha sido la noticia que mas me llamó la atención la semana pasada, aunque imagino que la venta de verduras habrá sido equiparable a la venta de ropa deportiva, pues la pérdida de grasa no se consigue sólo con comer verduras…por tanto, imagino que las colas para comprar en la verdulería son igualables a las que hay para matricularse en los gimnasios. Me temo que los recintos deportivos modernos son como los antiguos purgatorios donde se expiaban los pecados de toda naturaleza, siendo en nuestro caso pecados de gula los que debemos purgar. No obstante, tampoco debemos ser mas papistas que el Papa y renunciar a lo que nuestro trabajo y el de nuestros antepasados nos ha legado, la riqueza gastronómica y el bienestar social, fruto exclusivamente del trabajo y sólo del trabajo de cada uno de nosotros, cuestión que tiene por contrapartida algún que otro michelín, bienvenidos sean.
                Todo esto viene a colación de una conversación que tuve hace poco con un amigo entrado en años que me decía que en los sesenta cuando alguien te veía y te decía que estabas más gordo era un halago difícil de devolver que te llenaba de alegría y tranquilidad. Al contrario, hoy día poco más o menos que nos atraviesan con un puñal si alguien se le ocurre decirnos tal cosa. Parece broma pero es así.
                Siguiendo con el tema de las dietas, debemos reconocer que, en general, son difíciles de seguir. Seamos sinceros, ¿quién lleva a rajatabla las indicaciones, proporciones y medidas que marca una dieta?; en las revistas las tenemos a cientos, las amigas, las primas, las vecinas y las hermanas se pasan entre sí regímenes que le han dicho que a la amiga de la vecina de su amiga le fue bien… ¡cualquiera sabe! Pongamos como ejemplo la dieta de la alcachofa, la de la manzana, la de todo el día a piña, la de la herboristería…y un largo etcétera que convertirían esta colaboración en un tratado a caballo entre prensa científica y prensa rosa, pues si una dieta está entre los horóscopos y un test para saber si tu novio es fiel, ¿cómo lo podríamos  tomar en serio?
                Por otro lado está quien usa en serio los consejos de un médico y se come todas las lechugas con rosada plancha del mercado pero, a la hora de la merienda, le entra ansiedad y acaba con los mantecados que sobraron  las pasadas navidades.
                Para este tipo de personas, que quieren pero que les cuesta y que sólo se engañan a sí mismos, porque al estómago no lo hacen, les propongo una receta que contiene un surtido de verduras y un pecado para que les sea mas leve, la morcilla de cebolla de Ronda. La verdura la vamos a preparar conformando una menestra, término tan curioso como denostado debido a su uso congelado, que no es mas que un subproducto muy socorrido y económico para salir del paso, pero que no hace justicia al plato en su versión original. Como decía, menestra es un término curioso, pues es latino de raíz y deriva del italiano “minestra”, que significa “servir en mesa”.
                En nuestra receta de esta semana, es la morcilla la que identifica la procedencia del plato. Su elaboración es muy sencillita, además si tenemos tiempo, es conveniente hervir los ingredientes por separado pues cada uno tiene su propio punto de cocción y éste es el secreto de toda buena menestra.         

INGREDIENTES

 Aceite de oliva,1 Cebolla,  1 Morcilla de Ronda, ½ litro de caldo, ¼ ltr. salsa de tomate, 500 grs. De habas, 500 grs. De guisantes, 3 o 4 alcachofas grandes
                En primer lugar vamos a limpiar las alcachofas de las hojas duras que tenga y las dispondremos a cocer en agua con sal. Por otro lado, desgranaremos los guisantes y los coceremos igualmente, así como sacaremos de las vainas las habas y haremos lo propio en otra agua. Una vez que estén los ingredientes cocidos los escurriremos de su agua y los reservamos.

                En una sartén antiadherente, prepararemos aceite de oliva a calentar  y echaremos la cebolla cortada lo mas finamente que podamos y troceada muy pequeña. En cuanto que esté pochada le añadimos la salsa de tomate y mojamos con el caldo hasta que reduzca un tercio de su volumen, momento en que echamos las verduras y dejamos hervir un poco más.
                Seguidamente, tras haber calentado las verduras en el preparado, cortamos en rodajas la morcilla y la ponemos en la sartén sobre el  guiso, dándole unas vueltas para que suelte sabor durante unos cinco minutos. Es recomendable servir enseguida, además de acompañarla de unos triángulos de pan tostado que le vienen muy bien.

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