La semana pasada ocupaba nuestra portada el hecho de que el disfraz se apodera de nuestro Carnaval, aportando el colorido y la alegría que van implícitos en él.
 Hace no demasiadas décadas, el Carnaval era muy necesario y, por tanto, muy celebrado, pues la Cuaresma que le continuaba era poco más que de obligado cumplimiento y con el Carnaval dejábamos escapar esos instintos que luego no íbamos a poder expresar. Una manera muy sencilla de huir de la realidad y de burlarnos de ella era el disfraz. Con el disfraz podemos parapetarnos tras una máscara que nos otorgue el poder de mostrarnos a los demás tal y como queramos que nos vean, huyendo de la realidad. En la actualidad, hemos aprendido a llevar la máscara imaginaria que todos llevamos en un momento u otro del día y que nos ayuda a sobreponernos a la lucha por tirar hacia delante. No obstante, el Carnaval es una celebración con mucha tradición y diversos colectivos están luchando a brazo partido para sacarlo adelante, cuestión que en mi modesta opinión están consiguiendo.
                Hace no demasiadas décadas, el Carnaval era muy necesario y, por tanto, muy celebrado, pues la Cuaresma que le continuaba era poco más que de obligado cumplimiento y con el Carnaval dejábamos escapar esos instintos que luego no íbamos a poder expresar. Una manera muy sencilla de huir de la realidad y de burlarnos de ella era el disfraz. Con el disfraz podemos parapetarnos tras una máscara que nos otorgue el poder de mostrarnos a los demás tal y como queramos que nos vean, huyendo de la realidad. En la actualidad, hemos aprendido a llevar la máscara imaginaria que todos llevamos en un momento u otro del día y que nos ayuda a sobreponernos a la lucha por tirar hacia delante. No obstante, el Carnaval es una celebración con mucha tradición y diversos colectivos están luchando a brazo partido para sacarlo adelante, cuestión que en mi modesta opinión están consiguiendo.    Al hilo de la introducción, podríamos detenernos esta semana en un tema muy interesante y que hasta ahora no había tenido oportunidad de comentarles: el origen y el sentido del uniforme de los cocineros. 
 No son propiamente un disfraz, pero si es un recurso muy utilizado por quienes gustan de disfrazarse, emulando a los mediáticos jefes de cocina, pero el uniforme y los complementos de los cocineros, tiene un cierto toque de encanto para quien se detenga un momento a analizarlo. Si no es observándolo desde el punto de vista antropológico, ¿cómo podríamos evaluar el hecho de que se use un gorro tan alto y unos pantalones de cuadros azules y blancos?, que por otro lado, tengo ganas de echarme a la cara a quien lo inventó para que me explique lo de los colores a cuadros.
                No son propiamente un disfraz, pero si es un recurso muy utilizado por quienes gustan de disfrazarse, emulando a los mediáticos jefes de cocina, pero el uniforme y los complementos de los cocineros, tiene un cierto toque de encanto para quien se detenga un momento a analizarlo. Si no es observándolo desde el punto de vista antropológico, ¿cómo podríamos evaluar el hecho de que se use un gorro tan alto y unos pantalones de cuadros azules y blancos?, que por otro lado, tengo ganas de echarme a la cara a quien lo inventó para que me explique lo de los colores a cuadros.Alrededor del uso del gorro de los cocineros existen varias teorías. Unos dicen que es alargado y abierto por encima para que no se nos calienten las ideas, pero yo me inclino hacia las otras dos teorías acerca de su origen y que voy a intentar resumirles.
 El gorro de cocinero, llamado toque blanche  por los franceses, dice la tradición que proviene de la persecución a la que fue sometida cualquier mente pensante y gente denominada artista allá por el siglo XVI, encarcelando a todo tipo de artesano que no pusiese su ingenio al servicio del gobierno dominante. De esa manera, quien pudo se refugió en los monasterios de las iglesias ortodoxas adoptando sus ropajes largos y los sombreros altos y delgados.
                El gorro de cocinero, llamado toque blanche  por los franceses, dice la tradición que proviene de la persecución a la que fue sometida cualquier mente pensante y gente denominada artista allá por el siglo XVI, encarcelando a todo tipo de artesano que no pusiese su ingenio al servicio del gobierno dominante. De esa manera, quien pudo se refugió en los monasterios de las iglesias ortodoxas adoptando sus ropajes largos y los sombreros altos y delgados. Disfraces aparte, ¿qué pretende el Carnaval y cual es su razón de ser? Según Francisco Fortuny, en su conferencia inaugural de los actos carnavaleros del año pasado, que en mi opinión fue brillante en su planteamiento, la existencia misma del Carnaval tiene como objeto el hecho de que los cuerdos no nos volvamos locos; más o menos vino a decir eso. A mi modo de parecer, esta afirmación es genial en sí misma y de una rotundidad que se necesita ser muy corto de miras para no  aseverarla, pues hasta de portarse bien se harta uno y todo hijo de vecino  necesita sacar lo que lleva dentro de vez en cuando y es el Carnaval el vehículo usado a tal efecto.
             Disfraces aparte, ¿qué pretende el Carnaval y cual es su razón de ser? Según Francisco Fortuny, en su conferencia inaugural de los actos carnavaleros del año pasado, que en mi opinión fue brillante en su planteamiento, la existencia misma del Carnaval tiene como objeto el hecho de que los cuerdos no nos volvamos locos; más o menos vino a decir eso. A mi modo de parecer, esta afirmación es genial en sí misma y de una rotundidad que se necesita ser muy corto de miras para no  aseverarla, pues hasta de portarse bien se harta uno y todo hijo de vecino  necesita sacar lo que lleva dentro de vez en cuando y es el Carnaval el vehículo usado a tal efecto. INGREDIENTES
1 limón, Miel de flores, Licor de rosas o pétalos de rosas (opcional),  Azúcar glasé
  Amasamos a conciencia para que no se formen grumos y cuando esté bien revuelto el huevo, añadimos la mantequilla fundida y le damos un movimiento envolvente a la masa para echar finalmente el zumo de la naranja y del limón. Seguimos trabajando unos minutos hasta que la masa sea consistente.
 Realmente, esta receta no es de un postre propiamente, si no más bien de una chuchería que se toma junto al café, como si fuese una pasta. En cuanto a su presentación, podemos colocar las pastas alrededor de una fuente, espolvoreando con ayuda de un colador desde lo alto, de azúcar glasé  y, en el centro, un pequeño bol o cuenco con la miel y una cucharita para que cada uno embadurne al gusto.
                Realmente, esta receta no es de un postre propiamente, si no más bien de una chuchería que se toma junto al café, como si fuese una pasta. En cuanto a su presentación, podemos colocar las pastas alrededor de una fuente, espolvoreando con ayuda de un colador desde lo alto, de azúcar glasé  y, en el centro, un pequeño bol o cuenco con la miel y una cucharita para que cada uno embadurne al gusto.  


 
 
Sea postre o chuchería como tu dices , pero a mí me encanta....mañana nosotras celebramos el carnaval!!!...ya lo verás!!!
ResponderEliminarbesitos.
Tienen muy buena pinta, yo hice también unas con receta de León y también salieron muy ricas, tienes las fotos en mi blgo , un saludo.
ResponderEliminarDesde luego, con la primera foto dan ganas de comer
ResponderEliminar