jueves, 20 de noviembre de 2014

ALBÓNDIGAS EN SALSA DE NUECES MALAGUEÑAS

ALBÓNDIGAS EN SALSA DE NUECES MALAGUEÑAS
             Para la mayoría de nosotros, el otoño representa una estación donde nos despedimos de la playa de Málaga, el buen tiempo, las barbacoas, los niños vuelven al colegio con el consiguiente gasto de libros, nos vienen los cargos de la visa con el dispendio del verano…etc. En definitiva, que no es una etapa del año muy alegre que digamos; en cambio, si lo miramos desde el punto de vista gastronómico la estación en la que nos encontramos es de las mas interesantes, pues la explosión de los frutos secos otorga,  a quien sabe sacar provecho de ello, una oportunidad de disfrutar de uno de los mayores placeres, cocinar con frutos secos.
          
  En el caso de las nueces que nos ocupan esta semana, los meses de noviembre y el de diciembre son donde se consume el 85% de lo que se gasta en todo el año, casi nada. En mi opinión, las nueces y las almendras son los frutos secos mas elegantes que podemos usar para elaborar platos en nuestra cocina. En la cocina mediterránea son elementos muy presentes pues aúnan propiedades organolépticas que le otorgan paladar propio cuando de cocinar de forma relevante se trata. Tanto en guisos como en salsas, en repostería o en ensaladas los frutos secos son un acompañamiento ideal para combinar sabores que se realcen  entre si. Por ejemplo, en mi cocina utilizo mucho las nueces pues son mis preferidas en crudo si de una ensalada se trata o de acompañar un queso curado. En cambio, si hemos de hacer una salsa es la almendra mi preferida pues es ideal dentro de la cazuela.
           
Si nos centramos en la protagonista de esta semana, la nuez, desde el punto de vista dietético posee un amplio catálogo de vitaminas y minerales que nos proporcionan ventajas para la salud muy interesantes. La vitamina B que tiene nos ayuda a combatir la fatiga física, la B6 el síndrome premenstrual y, por supuesto, de todos es sabido que comer un puñado de nueces de vez en cuando nos ayuda a disminuir el colesterol en la sangre, pues son ricas en grasas de calidad que se llaman ácidos grasos poliinsaturados. El conocido colesterol “malo”, técnicamente colesterol – LDL, es normalizado gracias al omega 3 que tienen las nueces, así como también tienen el conocido omega 6 que regula los triglicéridos para defender al cuerpo humano de la hipertensión.
Con todo lo visto llegamos a la conclusión que las nueces no pueden faltar en casa, háganme caso, aunque me gustaría recomendarles finalmente que cuando las comamos, seamos minuciosos al masticarlas pues su digestión es muy laboriosa.
En Málaga podemos vanagloriarnos de tener una nuez propia, la Malagueña, que es fruto de los nogales de La Axarquía y mucho más tierna y dulce que la famosa californiana y que provoca una explosión de sensaciones a quién la prueba.
Espero que la receta de esta semana sea de su agrado. Un abrazo.

INGREDIENTES

750 g. de ternera  picada, Aceite de oliva, 125 g. de nueces(mitad de California y de Málaga), 1 vaso de leche, Miga de pan, 1 huevo, 1 limón, Sal, Pimienta, Harina fina, ¼ l. De caldo de carne, Nata líquida

           
La base de esta receta, es tener claro el concepto con el que la vamos a preparar que no es otro que hacer unas albóndigas de la manera tradicional, pero cambiando los ajos crudos por nueces, así de sencillo. Para ello debemos preparar una sartén con aceite de oliva donde sofreiremos las nueces peladas hasta que se doren, con esto conseguimos un aceite aromatizado donde cocer  las albóndigas y que las nueces tengan sabor a estar cocinadas.
            Con las nueces rehogadas y bien escurridas, disponemos un bol con éstas, la leche y la miga de  un trozo de pan asentado, removiendo y machacando el conjunto hasta que el pan absorba la leche y las nueces estén machacadas. Cuando lo hayamos echo, añadimos la carne picada, el huevo batido y del limón obtenemos su zumo y la ralladura de éste, que también la uniremos al conjunto para mezclar todo a conciencia, sazonándolo con sal y pimienta negra.
           
Con la masa de las albóndigas ya conseguida, pasamos a hacer unas bolitas, no demasiado grandes para que no se queden crudas por dentro,  usando las manos llenas de harina, en lugar de amasar las bolas y pasar después por harina. Una vez que tengamos las bolas echas, las reservamos y nos preparamos para hacer la salsa donde coceremos las albóndigas posteriormente.
           
Para la salsa colocaremos una cazuela al fuego con aceite de oliva del que habíamos usado para rehogar las nueces. Cuando esté caliente, le añadimos harina fina y removemos con una varilla hasta que se haga una pasta suelta, que nos servirá para ligar el caldo de carne que incorporaremos y que hemos de dejar hervir unos minutos a fuego lento hasta que espese, momento en que añadiremos las albóndigas para que cuezan en la salsa una media hora.
            Cuando transcurran unos diez minutos, añadimos nata líquida a la salsa y continuamos con el hervor suave dando un movimiento de vaivén a la cazuela para que se monte la salsa ligeramente. Probamos por si fuese necesario rectificar de sal y espolvoreamos con perejil fresco recién trinchado, justo antes de servir.

             

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