jueves, 6 de diciembre de 2007

CAPRICHO DE MORCILLA


CAPRICHO DE MORCILLA


Cuando queremos que alguien nos deje tranquilo, o lo damos por imposible porque no entra en razón, utilizamos habitualmente la expresión “anda y que te den morcillas”, como carpetazo a una situación que no queremos seguir tolerando y que nos resulta molesta. Lo cierto es que aunque su utilización es frecuente, ¿sabemos de donde viene tal expresión?


UNA FRASE CON HISTORIA


La auténtica historia de esta frase hecha se centra en la Francia anterior a la toma de la bastilla, azotada por una plaga de la enfermedad de la peste que causó numerosas muertes. Tras muchas investigaciones, se determinó que los innumerables perros y gatos que vagabundeaban por las calles de parís, donde aún no había agua corriente, eran los transmisores de la enfermedad. Por ello, se decidió alimentar a los animales con embutidos envenenados para exterminarlos. A raíz de aquello, cuando alguien molestaba y debía ser ajusticiado se le aplicaba la frase “que le den morcillas”, para enjuiciarlo y condenarlo por una segura culpa.

Con la receta de esta semana no pretendo, ni mucho menos, envenenarlos si no más bien obsequiarles con un entrante que podemos considerar de lujo y que en la localidad riojana de Toloño cuenta con gran popularidad por ser la cuna de la receta misma. Espero que les guste esta sencilla idea y que si han de organizar una cena para algún invitado, seguro que les hará quedar bien con ellos.
Un abrazo.



INGREDIENTES

1 morcilla de Burgos, 1 huevo, 300 g. de almendras,
1 cebolla , 1 pimiento, 2 tomates maduros,
3 dientes de ajos, 2 ñoras, una rebanada de pan.

Lo primero que tenemos que tener claro es que vamos a hacer una especie de albóndigas de morcilla, usando como masa la carne de morcilla de Burgos. Para ello debemos pelar de piel la morcilla y trocear hasta machacarla en un bol. Una vez machacadas con ayuda de un tenedor, le añadimos un huevo batido para que nos ayude a que la masa se compacte.


Con la masa preparada, hacemos unas bolitas no demasiado grandes usando las manos para ello. Después de la operación, apartamos 200 g. de almendras peladas y crudas y las trinchamos con el cuchillo hasta conseguir cubitos de almendra con los que rebozaremos las albóndigas de morcilla, usando un plato hondo donde revolcaremos literalmente éstas para que se impregnen de trocitos de almendra.

Disponemos una sartén con aceite de oliva y freímos a fuego medio las albóndigas hasta que la almendra se dore, momento en que retiramos y sazonamos levemente para realzar el sabor de la almendra.


Con el capricho de morcilla hecho, prepararemos una salsa Romescu sencilla que nos ha de servir de base. Para ello pondremos a remojar las ñoras en vino blanco y cortaremos la cebolla, el pimiento, los ajos y los tomates y los sofreiremos hasta que estén bien estofados. Cuando la verdura esté en su punto, la trituramos añadiéndole la carne de las ñoras hidratadas, así como los 100 g. restantes de almendras que habremos frito previamente. Una vez batida la verdura, añadimos una rebanada de pan tostado para que se ligue la salsa y un toque de vinagre junto a un chorro generoso de aceite de oliva en cantidad necesaria para que monte la salsa, sin dejar de batir, como si fuese una porra antequerana.


Finalmente, colocamos un fondo con montoncitos de salsa en el plato y encima de cada montón una bola de morcilla con almendras. Como guarnición le vienen muy bien unas patatas cocidas al natural y un poquito de perejil trinchado por encima.

1 comentario:

  1. Hola Alberto, como me ha gustado esa receta....soy una incondicional de la morcilla, y esa recetita tengo que probarla, muchas gracias!!!

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