miércoles, 23 de enero de 2008

CARTA DE AGRADECIMIENTO A EVA






Los primeros días, la duda apretaba. Era el tesoro de mi casa el
que prestaba, me marchaba y otra persona lo disfrutaba.
¿Será buena la maestra?, ¿estará a gusto mi niño?, ¿enseñará a mi niña?,
¿será capaz de no deshacer mi proyecto de buena persona?


Porque habrá tiempo de aprender un oficio, una carrera, un futuro que asegurar; ahora mismo, lo importante es que mi niño sea buena persona y por ello doy y daré la vida.


Vuelve otra vez el pellizco, ¿estará en buenas manos?

La respuesta no tardó en llegar.
Un tren de caras alegres subía las escaleras. No hace falta encender
las luces, pues sus risas y sus miradas iluminan, no la escalera, no,
iluminan todo el colegio.

El pellizco se suelta. Por fin me relajo…
¿Cómo decías que se llamaba la señorita?...Eva.

Pues ahora me quedo tranquilo, es el mío y el de todas las demás, quienes
ríen mientras suben a clase.

En breve, se ha convertido en una parte de su hogar, como si fuese una habitación más de su casa. Habitación que se necesita andar un poco cada mañana para llegar a ella.

En definitiva, se respira cariño de la señorita hacia los niños
y eso los niños lo notan.
¡QUE ENVIDIA! Cuantos niños te quieren… porque te quieren
y eso es muy valioso.

Además, mi niño empieza a leer…y a sumar. En la vida hay que aprender
a sumar, sin restarle a nadie, eso sí.
Contigo aprenden a sumar…en la vida.

Me gustaría tener palabras, pero no soy capaz de describir el brillo de
la mirada de un niño entrando a clase.
Ese brillo es como un grito y ese grito es un… ¡GRACIAS!

Definitivamente, no tengo palabras. De todas formas, mira a cada uno de los niños y sus caras te hablarán sin decir nada, que es la mejor manera de hablar,
cuando se habla con el corazón.

¡GRACIAS! …de corazón.




Desde nuestro agradecimiento
más sincero, padres y madres del
Colegio Salvador Allende, Málaga.
Junio 2005

No hay comentarios:

Publicar un comentario