Tanto si habéis planeado una boda multitudinaria como si la habéis planeado más sencilla, uno de los aspectos que tendréis que prever es el de cómo comunicar a los invitados dónde deben sentarse. Aunque en muchos casos cada persona se sienta donde quiere,lo más correcto es adjudicar una mesa y un sitio a cada una de ellas, sobre todo si hay muchos que no se conocen entre sí.
Algo tan sencillo en apariencia como puede ser distribuir a la gente en mesas, se puede convertir en un auténtico horror. Para que una celebración sea todo un éxito, todos tienen que pasárselo bién y en eso, con quién se comparta mesa, es fundamental.
Pasar el banquete conversando con alguien desconocido es toda una prueba de paciencia. Tras hablar del tiempo, de lo guapa que va la novia y de lo bonito del lugar, si no tienen nada más en común o son muy tímidos, la conversación se estancará y la tensión se podrá cortar con tijeras. Así que sacad del armario vuestras dotes de psicólogos y añadidle unas cuantas gotas de sensibilidad, sentido comun... ¡y manos a la obra!
Alejad lo más posible a aquellos que no se soporten, incluidos divorciados en malos términos. Reunid a aquellos con aficiones comunes o un sentido del humor parecido y aplicad la regla solteros con solteros, que siempre funciona. Y no desesperéis si cuando ya tenéis a todo el mundo encajado alguién os anula en el último minuto, ¡son gajes del oficio!
MESERO
En esta técnica, un camarero o alguien cercano a los contrayentes comunica personalmente a cada uno de los invitados durante el aperitivo dónde debe sentarse.
En cada uno de los lugares correspondientes a cada uno de los invitados se colocaba una tarjeta rectangular con su nombre.
En esta técnica, un camarero o alguien cercano a los contrayentes comunica personalmente a cada uno de los invitados durante el aperitivo dónde debe sentarse.
En cada uno de los lugares correspondientes a cada uno de los invitados se colocaba una tarjeta rectangular con su nombre.
En la antiguedad, el mesero se encargaba de esta tarea porque la imprenta no estaba tan adelantada como ahora y era más difícil rotular planos. En una boda grande, es obvio que sería una labor muy dificultosa. Actualmente, el mesero se encarga de orientar a los invitados sobre la ubicación de la mesa, que han localizado en el plano o panel de la entrada, y de acompañarlos a la mesa si es preciso.
PANELES A LA ENTRADA
Es uno de los sistemas más utilizados en los banquetes nupciales. Consiste en colocar bien visible sobre un panel cuadrado o rectangular una lista con los nombres de todos los invitados por orden alfabético y el número de mesa que les corresponde.
Si queréis rizar el rizo, no está nunca de más que junto a este papel coloquéis uno con el plano de distribución de las mismas. Este último detalle es innecesario para celebraciones con pocos invitados. También es una buena idea colocar en este plano los nombres de las personas que compartirán mesa.
Un truco muy original y eficaz para evitar que alguien se sienta ofendido porque su número de mesa es muy elevado (a menor número, más cerca se está de los anfitriones) es el de "bautizar" cada una de ellas con un nombre. Así si sois, por ejemplo, aficionados a la pesca submarina siempre podéis nombrar cada mesa con el nombre de un pez y si lo vuestro es el alpinismo o la naturaleza siempre podéis llamarlas como una montaña, un río etc.
Desde luego, no es obligatorio que el tema esté relacionado con una de vuestras aficiones, eso sí, los carteles deben estar claramente visibles y bien indicados en el panel para que no pierdan su objetivo inicial: el de facilitar que los invitados encuentren su sitio sin grandes esfuerzos.
Un último consejo, escoged a alguien muy cercano para que se encargue de añadir o quitar en el último momento a aquellas personas de la lista que por alguna razón imprevista decidan no acudir.
Es uno de los sistemas más utilizados en los banquetes nupciales. Consiste en colocar bien visible sobre un panel cuadrado o rectangular una lista con los nombres de todos los invitados por orden alfabético y el número de mesa que les corresponde.
Si queréis rizar el rizo, no está nunca de más que junto a este papel coloquéis uno con el plano de distribución de las mismas. Este último detalle es innecesario para celebraciones con pocos invitados. También es una buena idea colocar en este plano los nombres de las personas que compartirán mesa.
Un truco muy original y eficaz para evitar que alguien se sienta ofendido porque su número de mesa es muy elevado (a menor número, más cerca se está de los anfitriones) es el de "bautizar" cada una de ellas con un nombre. Así si sois, por ejemplo, aficionados a la pesca submarina siempre podéis nombrar cada mesa con el nombre de un pez y si lo vuestro es el alpinismo o la naturaleza siempre podéis llamarlas como una montaña, un río etc.
Desde luego, no es obligatorio que el tema esté relacionado con una de vuestras aficiones, eso sí, los carteles deben estar claramente visibles y bien indicados en el panel para que no pierdan su objetivo inicial: el de facilitar que los invitados encuentren su sitio sin grandes esfuerzos.
Un último consejo, escoged a alguien muy cercano para que se encargue de añadir o quitar en el último momento a aquellas personas de la lista que por alguna razón imprevista decidan no acudir.
TARJETA INDIVIDUALIZADA CON PLANO
Esta opción es todavía más elegante que la anterior, pero mucho más arriesgada y, desde luego, menos práctica.
Los invitados reciben unos días antes de la boda o en el mismo aperitivo una tarjeta de cartulina de medio folio doblada por la mitad en cuya portada se indica el objeto de la comida, el símbolo del enlace y su nombre.
En el interior aparecerá un plano con las mesas y el lugar que ocupa el invitado indicado con una cruz roja, si es mujer, o negra, si es hombre. Sólo en el caso de que la mesa sea compartida y se haya previsto colocar los nombres de cada uno de los invitados en ella, se verá escrito el número de mesa.
La desventaja de la tarjeta personalizada es que si se envía unos días antes se corre el riesgo de que alguno de los invitados no pueda asistir, con lo que los cambios de última hora en las mesas no serán posibles.
Esta opción es todavía más elegante que la anterior, pero mucho más arriesgada y, desde luego, menos práctica.
Los invitados reciben unos días antes de la boda o en el mismo aperitivo una tarjeta de cartulina de medio folio doblada por la mitad en cuya portada se indica el objeto de la comida, el símbolo del enlace y su nombre.
En el interior aparecerá un plano con las mesas y el lugar que ocupa el invitado indicado con una cruz roja, si es mujer, o negra, si es hombre. Sólo en el caso de que la mesa sea compartida y se haya previsto colocar los nombres de cada uno de los invitados en ella, se verá escrito el número de mesa.
La desventaja de la tarjeta personalizada es que si se envía unos días antes se corre el riesgo de que alguno de los invitados no pueda asistir, con lo que los cambios de última hora en las mesas no serán posibles.
TARJETA DEL PUESTO DE MESA
Este sistema se suele utilizar en prácticamente todas las bodas.
En una tarjeta se escribe el nombre y los apellidos del invitado y se coloca bien visible sobre cada mesa (menos en la presidencial) delante del plato de cada comensal, para que pueda encontrarlo con facilidad.
Este sistema se suele utilizar en prácticamente todas las bodas.
En una tarjeta se escribe el nombre y los apellidos del invitado y se coloca bien visible sobre cada mesa (menos en la presidencial) delante del plato de cada comensal, para que pueda encontrarlo con facilidad.
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