jueves, 19 de junio de 2008

TRUCHAS EN ESCABECHE

TRUCHAS EN ESCABECHE

Cuando era pequeño, recuerdo perfectamente como cada vez que salíamos la familia a comer fuera de casa los domingos, al terminar la sobremesa mi abuela se aplicaba en que no quedase ningún bollito de pan desaprovechado. Estos bollos iban a parar al bolso de ésta ante mi asombro y risa, pues no entendía porqué mi abuela guardaba el pan de nuestra mesa que no se había gastado, aunque siempre me contase que era una pena dejarlo allí y que nos serviría para la cena.
FRAGIL EQUILIBRIO
Han pasado muchos años y el trabajo de mis padres, continuado con el mío y el de toda mi generación, han propiciado una época de bonanza y abundancia que no hace pensar, ni por un asomo, a nadie que sale a comer a un restaurante que, al terminar se debe llevar el pan que sobre. Este instinto de supervivencia y pudor ante el derroche que les describo de mi abuela, que aún hoy día lo conserva, nos enseña que, aunque las cosas vayan bien, no hay que perder la perspectiva y no debemos olvidar que las cosas son y están porque nos las ganamos trabajando y la fragilidad con que se puede romper este equilibrio, y perderse el modo de vida que tenemos lo estamos constatando con el devenir de los acontecimientos que nos ha tocado vivir.
EL SUPER COMO SANTUARIO
Si amigos, con lo fácil que es bajar al súper y comprar lo que sea perfectamente empaquetado, limpio y brillante; casi sin pasado animal que respiraba, como algo etéreo que parece que lo fabrican en el mismo almacén del súper. Como digo, tenemos todos los ingredientes que necesitamos para ponerlos en el interior de la thermomix y darle al botón que nos dice el libro de instrucciones que debemos pulsar para que, ¡albricias!, tras unos minutos destapemos y encontremos un guiso con un color parecido a los que hacía mi abuela la del pan, aunque ésta empleaba toda la mañana en limpiar la verdura, despedazar y cortar la carne y hervir a fuego lento una cazuela que no tenía pantallita digital pero que olía de maravilla al destaparse.
LA ESCASEZ AGUDIZA EL INGENIO

La escasez de alimentos puntual, por una huelga como la que hemos sufrido que está abocada a solucionarse, aunque me temo que al final pagaremos los mismos las consecuencias, nos ha enfrentado a una situación que no conocíamos y que hace muy poco tiempo era habitual por necesidad. Lo de ahora, se va terminar en cosa de días, pero antes no se arreglaba porque sencillamente no había, de manera que tenían que aguzar el ingenio y, viéndose con la misma escasez de alimentos que ahora y ante la imposibilidad de comprarlos porque no había ni dinero ni comida, los abuelos de todos nosotros se las ingeniaban para dar de comer a una familia bien provista de miembros, cada uno con una boca abierta varias veces al día además.
A TODAS LAS ABUELAS DE ESPAÑA...
La receta de esta semana es un homenaje a las abuelas que tanto trabajaron y padecieron durante años lo que para nosotros ha sido casi un sustito, usando entre otras muchas técnicas de cocina, el escabeche como gran aliado.
Un beso muy grande a todas estas abuelas, a la mía la primera. Gracias abueli.


INGREDIENTES

4 truchas medianas, harina fina, 3 vasos de aceite de oliva,
¾ de vaso de vinagre, 2 dientes de ajo, 1 hoja de laurel,
Sal, pimienta negra en grano,
Agua, Pimentón dulce, Azafrán en hebras.

Una vez limpias las truchas de espinas, las enharinamos bien sazonadas por dentro y las freímos en aceite de oliva bien caliente. Una vez fritas todas, las disponemos en una fuente de barro resistente al fuego.

Colamos el aceite de la fritura para aprovechar el sabor a pescado y empleamos medio vaso en otra sartén donde doraremos los ajos fileteados y la hoja de laurel. Añadimos una cucharada sopera rasa de harina fina y la tostamos un poco, tras esto incorporamos otro medio vaso del aceite del pescado, todo el vinagre, unos cuantos granos de pimienta negra y un vaso entero de agua. Dejamos cocer el conjunto durante unos cuatro minutos más o menos y cubrimos con la salsa las truchas que teníamos en el barro. En caso de que no cubra las truchas, añadimos agua hasta que lo haga, dándole un ligero vaivén a la fuente para que se mezcle el escabeche bien.

Colocamos la fuente de barro al fuego y le damos un hervor de unos tres minutos al pescado y el escabeche juntos, incorporándole unas hebras de azafrán y un poco de pimentón dulce. Tras esto, retiramos y dejamos enfriar en el mismo barro. Cuando estén totalmente frías, podemos guardar en el frigorífico donde el pescado aguanta mucho tiempo, casi veinte días y es a partir del segundo cuando más buenas están las truchas preparadas en escabeche.

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