La cena de la noche de fin de año, Noche Vieja, es una tradición que no fue siempre como hoy en día la conocemos, sino que ha ido transformándose con el paso del tiempo y de las costumbres. Es por ello que, tenga tantas maneras de celebrarse dependiendo de la época y del lugar del mundo en donde nos encontremos.
Debemos remontarnos a los inicios del Imperio Romano para encontrar el principio de nuestra tradición, siendo el dios Janus poseedor de dos caras en su cabeza, una barbuda y vieja y otra joven, el que miraba hacia delante y hacia atrás. Con esta alegoría que miraba al año que se iba y al que venía, los romanos invitaban a sus amigos a comer y se intercambiaban miel con dátiles e higos para pasase el sabor de las cosas y que el año que empezaba fuese dulce. Esta costumbre fue extendiéndose a toda Europa como se extendió el imperio; donde con la misma finalidad venturosa se ofrecieron lentejas, de las que se decía que propiciaban la prosperidad económica de quien las comía.
Es en la actualidad la cena de Nochevieja una cena de amistades y jolgorio, al contrario de la de Nochebuena que es familiar, y en la que se busca recibir el nuevo año con la mejor de las sonrisas o con nuestro mas sentido llanto de alegría, puesto que son sentimientos tan opuestos que casi se tocan.
La tradición de las lentejas sigue vigente hoy en la cuna de la civilización romana, Italia, donde comen éstas en lugar de nuestras uvas. Nosotros hemos trasladado su consumo al primer almuerzo del año, buscando la prosperidad antes citada. Cada vez es más común esta tradición, es por ello que lejos de proponerles una receta de altos vuelos para la cena de Nochevieja, prefiero sugerirles el almuerzo del día siguiente, y espero que les surta efecto.
Sólo me queda desearles de todo corazón un feliz Año Nuevo, en compañía de los seres más queridos y, como decía mi abuela, que por lo menos nos quedemos como estamos…
Agua, 2 Yemas de huevo, Pan frito en rebanadas, 1 tomate, 1 Pimiento verde, Harina,
Pimentón de la Vera, Comino molido, 1 cabeza de ajo asada, 1 patata grande, Un clavo de
especia, Vinagre de Jerez
Lo primero que vamos a plantear es una olla en el fuego con la cebolla pelada, la hoja de laurel, el pimiento verde, el tomate maduro y la cabeza de ajo asada.
Cuando esté todo bien cocido, lo sacamos de la olla y lo trituramos con un poco del mismo agua para que deslíe mejor. Tras esto, incorporamos lo triturado pasado por un colador chino y las lentejas. Cuando a las lentejas les falte poco para estar cocidas y en su punto, añadimos la patata pelada a cascos para que se haga en el guiso, además le vamos a sumar un refrito que consistirá en sofreír con un poco de aceite de oliva una cucharada pequeña de harina, pimentón de la Vera, los dientes de ajo, el clavo y el comino molido. Cuidando de que no se tueste la harina, trituramos también el sofrito y se lo incorporamos a las lentejas para que le de color y consistencia por la acción de la harina.
Cuando vayamos a servir, batimos las yemas de huevo con un chorro de vinagre de jerez y las mezclamos en el guiso hasta que cuajen, rectificando de sal y pimienta en el último momento. Finalmente, freímos rebanadas delgadas de pan y las ponemos sobre el plato, por los bordes, para que sirvan de acompañamiento.
Buen provecho y Próspero Año Nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario