Esta, es una etapa de transición en
el año, aunque será más corta que otras veces, puesto que la cuaresma nos
meterá en la Semana Mayor casi sin darnos cuenta. De todas maneras, la cuesta de Febrero no nos
la quita nadie; es por ello que les presento hoy un plato que es apropiado para
el momento que vivimos donde el frío nos cala todo el cuerpo, incluidas
nuestras carteras. Es por ello que les propongo una receta nuestra, sabrosa,
calórica y económica…ustedes me entenderán perfectamente.
INGREDIENTES
(Para 6 personas)
12 rebanadas de pan
de miga 3
dientes de ajo
1 lt de caldo, en su
defecto agua aceite
de oliva
Jamón serrano 6
huevos
Pimentón de la Vera
En primer
lugar, vamos a cortar el pan en rebanadas muy finas. Luego, tras haber
dispuestos los ajos en remojo para que se pelen con más facilidad, los cortamos
en láminas. Tras esto, calentamos el aceite de oliva en una cazuela de barro a
fuego moderado y sofreímos éstos sin llegar a dorarlos demasiado para que no
amarguen. Reservamos, retirando los ajos con una espumadera en un platito, para
incorporar al final del guiso.
En
este mismo aceite, vamos a saltear un poco el pan en rebanadas de manera que se
dore también un poco y tome el aroma del ajo previamente pochado. Antes de que
se peguen a la cazuela, cubrimos con el caldo de ave, o en su defecto con agua,
sazonamos convenientemente y esperamos el hervor para echar un huevo sobre el
conjunto para que cuaje.
Cuando
el huevo esté en su punto, incorporamos los dientes de ajo laminados que
previamente habíamos rehogado, el jamón serrano cortado en virutas y espolvoreamos
con pimentón de la Vera, apartamos del fuego enseguida para que no se queme el
pimentón y amargue en consecuencia, y servimos en mesa.
Hasta
aquí, las sopas de ajo tal y como las preparo yo para mi, pero existen un sin
fin de variantes para esta combinación que sería casi imposible relatar por lo
extenso de ello. Pero más o menos, podemos reseñar algunos modos, cambiando o
añadiendo elementos simples como el agua o el caldo de ave o de verduras, o
bien poniendo chorizo en lugar del jamón o ambas cosas.
No
obstante, en el capitulo de variantes de las sopas de ajo, en Málaga tenemos
una propia que no podemos pasar por alto como son los Maimones. A su vez, estos
Maimones tienen también su propia gama dependiendo de si le ponemos tomates o
no. En si, no dista mucho de las Sopas de ajo, a diferencia de que el agua que
usamos debe reducirse en su totalidad y ligarse con el pan para crear una pasta
homogénea donde el huevo se bate una vez haya cuajado para estrellarlo con el
conjunto. Si le queremos poner tomates, hemos de incorporarlos después de
rehogar los ajos para que se frían en el aceite y posteriormente proceder como
en las Sopas de Ajo.
Por
último, les quiero hablar de las Sopas de Ajo a la Andaluza, las cuales
respetan la base de la receta de la que estamos hablando e incorporan, en
diferencia, trozos de coliflor y de brécol cocidos, y exclusivamente el agua de
ésta cocción para la elaboración del plato. En cuanto a sazonarlo, se le añade
además de la sal y el pimentón, comino molido. También, al igual que para los
Maimones, el huevo se bate.
En
definitiva, en cualquiera de sus vertientes es un plato exquisito para la fecha
en la que nos encontramos, espero que sea de su agrado y que lo acompañen con
un vasito de buen vino tinto. Buen provecho.
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