VINO INMORAL
Hace no demasiados años, en los pueblos de la serranía donde el frío apretaba de verdad, el desayuno basándose en vino caliente y pan asentado migado en éste, era el que provocaba que el personal se mantuviese caliente hasta que empezaba a trabajar. Hoy día la cosa ha cambiado, aunque el efecto del calor a causa del vino mañanero ha sido el mismo, se lo voy a explicar.
El martes pasado, nos desayunamos con una noticia en la prensa que nos hablaba acerca de una factura que apareció en el ayuntamiento de Marbella de 855.000 € gastados en vino y cargados a las arcas municipales, este vino, como el de hace años en la serranía, nos ayudó a calentarnos también en el desayuno, aunque éste no lo probásemos siquiera.
Ustedes dirán, ¿cómo puede valer una botella de vino 2.000 € por ejemplo? Muy sencillo, el problema no está en el precio de la botella, si no más bien en encontrar personas que lo paguen; ahí está la clave de que un vino nos cueste unas trescientas y pico mil pesetas la botella, en que hay alguien que gasta con la misma facilidad que lo gana y si encima no lo paga, miel sobre hojuelas.
Personalmente, creo que existe una barrera que marca hasta donde merece la pena pagar más por algo que no lo vale. Una cifra del tamaño de las que hemos hablado por una botella de vino es algo inmoral, no para el vendedor, que se busca la vida, sino para el comprador. El escritor Jacques Berguier escribió en su obra, El retorno de los brujos, que “ existen otros mundos, pero están en éste”. Yo creo que por un lado está el mundo de los que tienen 2.000€ para gastárselos en una botella de vino, los que no los tienen y consiguen que los paguen otros y los que directamente consideran que ese dinero no tiene derecho nadie a gastárselo en una botella de vino, pues es una barbaridad. ¿Ustedes en que mundo escogen vivir de los tres? Un saludo.
Hace no demasiados años, en los pueblos de la serranía donde el frío apretaba de verdad, el desayuno basándose en vino caliente y pan asentado migado en éste, era el que provocaba que el personal se mantuviese caliente hasta que empezaba a trabajar. Hoy día la cosa ha cambiado, aunque el efecto del calor a causa del vino mañanero ha sido el mismo, se lo voy a explicar.
El martes pasado, nos desayunamos con una noticia en la prensa que nos hablaba acerca de una factura que apareció en el ayuntamiento de Marbella de 855.000 € gastados en vino y cargados a las arcas municipales, este vino, como el de hace años en la serranía, nos ayudó a calentarnos también en el desayuno, aunque éste no lo probásemos siquiera.
Ustedes dirán, ¿cómo puede valer una botella de vino 2.000 € por ejemplo? Muy sencillo, el problema no está en el precio de la botella, si no más bien en encontrar personas que lo paguen; ahí está la clave de que un vino nos cueste unas trescientas y pico mil pesetas la botella, en que hay alguien que gasta con la misma facilidad que lo gana y si encima no lo paga, miel sobre hojuelas.
Personalmente, creo que existe una barrera que marca hasta donde merece la pena pagar más por algo que no lo vale. Una cifra del tamaño de las que hemos hablado por una botella de vino es algo inmoral, no para el vendedor, que se busca la vida, sino para el comprador. El escritor Jacques Berguier escribió en su obra, El retorno de los brujos, que “ existen otros mundos, pero están en éste”. Yo creo que por un lado está el mundo de los que tienen 2.000€ para gastárselos en una botella de vino, los que no los tienen y consiguen que los paguen otros y los que directamente consideran que ese dinero no tiene derecho nadie a gastárselo en una botella de vino, pues es una barbaridad. ¿Ustedes en que mundo escogen vivir de los tres? Un saludo.
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