lunes, 21 de mayo de 2007

PIERNA DE CORDERO AL HORNO



CUENTO DE NAVIDAD...

¿Qué es la Navidad? La palabra Navidad procede del latín “nativita”, que significa Nacimiento. El motivo de nuestra celebración se centra en el nacimiento del Niño Jesús, hijo de Maria y de José.
Durante estos días de fiesta, las casas, las calles, las peñas, se visten de colores y de brillos, haciendo que muchos corazones se renueven de esperanzas e ilusiones. Precisamente la palabra ilusión es la que llevan escrita en sus caras los niños, auténticos protagonistas de estas fechas e hilo conductor que nos transporta a épocas ya pasadas y que se rememoran cada año en Navidad. Definitivamente, sin niños no existiría la Navidad… ni incluso la vida.
Como estamos en una ocasión muy especial, me van a permitir que la receta de esta semana no la exponga como habitualmente, sino que lo haga relatando un cuento donde un cocinero se encuentra con la situación más difícil para un artista, que no es otra que la falta de inspiración. Por tanto, imitemos a los niños y parémonos a leer un cuento con la tranquilidad de ellos…
COCINERO SIN INSPIRACION...
Esta es la historia de un cocinero que debía preparar una sabrosa cena de Nochebuena en su propia casa, para los suyos. Había trabajado tanto los meses precedentes y estaba tan cansado que la llegada de esta ocasión, le abrumaba y agobiaba puesto que sus familiares siempre esperaban mucho de el. Es por ello que, en la época más importante del año para un cocinero, le había abandonado la inspiración. Pasaba los días imaginando menús y platos para esa Nochebuena y ninguno le satisfacía. La víspera de Nochebuena, estaba solo en su cocina huérfano de ideas y agotado por la responsabilidad que el mismo se había impuesto.
Tan cansado estaba que le venció el sueño entre libros y cuadernos de recetas, sobre la mesa de trabajo. Pronto comenzó a soñar y sorprendido se encontró sobre un trineo sobrevolando una casa de campo en los montes de Málaga y ataviado con un traje rojo y blanco con una forma oronda y poblada barba. Junto a el, un saco repleto de cosas que debía entregar en la casa.

De la casita salía un humo blanco de la chimenea, llamó a la puerta y esta se abrió sin que nadie hubiera dentro. Al entrar, encontró un bello salón decorado con motivos navideños, un fuego al fondo que daba un calor agradable a toda la estancia y una gran mesa en el centro que estaba preparada para recibir un gran banquete, con velas encendidas incluso. Como ya he dicho antes, no había nadie pero la estancia parecía que estuviera llena pues era muy acogedora, por lo que decidió sentarse mirando la mesa y pensando que si el tuviera inspiración, la llenaría de manjares. De pronto, recordó que tenía un saco y que no sabía que había dentro, por lo que se decidió a mirar. Al abrirla, su corazón dio un vuelco de alegría, había platos de cena de Nochebuena como una Berenjena rellena, unos Langostinos al jerez y como plato fuerte estaban los ingredientes para hacer una pierna de cordero lechal al horno, por lo que se puso manos a la obra.

MANOS A LA OBRA...
En primer lugar, cogió la pierna de cordero de unos trescientos gramos, y la limpió bajo el chorro del grifo secándola después. Tras esto, engrasó una placa de horno con aceite de oliva y unas hojas de laurel, así como una ramita de tomillo fresco. Colocó la pierna de cordero en la placa de horno y la sazonó con sal y pimienta, así como la regó con aceite de oliva virgen. Una vez calentado el horno al máximo, introdujo la pierna en su interior unos quince minutos, para dar la vuelta tras este tiempo ayudándose de un trapito limpio para agarrar la pierna.
Cuando la pierna obtuvo un bonito color dorado, machacó tres o cuatro dientes de ajo sin pelar y preparó ½ litro de agua con un generoso chorro de vinagre de jerez y se lo añadió a la pierna para que éstos conformaran una salsa con la cocción del braseado del cordero. Volvió a dar una vuelta a la carne pasados unos quince minutos más y lo dejo hasta que el caldo se redujera a punto de caramelo, añadiendo un chorrito de vino blanco de buena calidad. Finalmente, sacó la pierna del horno comprobando que su carne estaba tierna y bien dorada por fuera, para rociarla con la salsa y coronar la mesa que se había encontrado con un gran plato, como los que hacía antes de que le abandonara la inspiración.
FINAL FELIZ...
Cumplida su misión, se marchó de la casa con la satisfacción de haber realizado lo que mejor sabía hacer, cocinar. De pronto, le despertó sobresaltado el ruido de una olla que había arrancado a hervir, descubrió que todo había sido un sueño y que no era Papá Noel pero, en cambio, tenía una idea magnífica para cocinar una pierna de cordero lechal y no sabía si la había leído o la había soñado pero el caso es que le vino a la cabeza, eran casi las siete de la tarde y aún estaba a tiempo de preparar la cena de Nochebuena para los suyos…la inspiración había vuelto.
Espero no haberles aburrido con el cuento y que la receta que les propongo les sea de utilidad en Nochebuena. Tan solo me queda desearles muchas felicidades y darles las gracias por todo lo acontecido este año a quienes comparten conmigo el día a día, que no son otros que mis compañeros de trabajo y especialmente a mis familiares.
Un abrazo.

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