lunes, 14 de mayo de 2007

SUSPIRO DE LECHE


Que poquita gente conozco que no esté en estos momentos a dieta.
¡ Ha comenzado una carrera frenética y las colas en las herboristerías, gimnasios y consultas de nutricionistas son enormes. Las emisiones de “Radio Macuto” baten record de audiencia con programas donde se pasan dietas de adelgazamiento de una amiga a la otra y ésta, a su vez, a la prima y la prima a la vecina…etc. lo que empieza siendo la dieta de la alcachofa, termina convertida en la de la piña, tras haber pasado por cuarenta manos. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que estamos inmersos en una época de histeria colectiva. De una carrera donde la meta es el cuerpo Danone.

Si usted es una de las personas que acabo de describir, no se moleste conmigo. Nunca es tarde para comenzar a cuidarse con una dieta equilibrada acompañada de ejercicio moderado. El problema radica en que con el verano adelantado que tenemos, parece que acabemos de descubrir nuestro cuerpo y sus miserias ante el espejo. Ante este panorama yo me pregunto: ¿en Málaga se enciende la luz del cuarto de baño cuando nos duchamos? Si es así, ¿Cómo no nos damos cuenta de la realidad de lo que somos en Enero y esperamos al verano para intentar remediarlo si no nos gusta?

DIETAS MILAGRO, RIESGO SEGURO
Lo único cierto de toda esta historia es que lo que hemos castigado a nuestro cuerpo durante meses, no lo podemos arreglar en una semana con una dieta milagro. Muy al contrario, lo único que podemos provocar es un problema de desequilibrio nutricional debido a un cambio brusco en nuestros hábitos. La solución a lo terrible de nuestro desnudo playero no está llegando Junio, sino empezando a cuidarnos desde mucho antes del verano. Que conste que digo el verano, al hilo del comentario anterior, porque es la época en la que no hay más remedio que enseñar lo que se tiene pues, de lo contrario, podemos sufrir un síncope o un golpe de calor debido al uso de continuado de jerséis durante el mes de Agosto. Como decía, para sentirse a gusto con uno mismo no hace falta que llegue el verano, sino al contrario debe ser una práctica que llevemos a cabo todo el año, ¿qué han empezado ahora con la dieta?, pues eso que llevan adelantado para el año que viene…

CUESTION DE HABITOS
Como mi deseo no es el de desilusionarles, todo lo contrario, más bien lo que pretendo es animar a aquellos que se vienen abajo enseguida y creen que nunca estarán como la mujer de Beckhan o tendrán el cuerpo del último novio de Ana Obregón; quiero hacer que entiendan con estas líneas que no podemos deshacer un hábito prolongado de golpe y porrazo, por tanto si ha comenzado una dieta, o régimen como dice mi madre, y los resultados no son espectaculares no se aburran pues es lógico, las cosas deben ser poco a poco, al igual que los kilos que se cogen sin darnos cuenta y que descubrimos al ver una foto nuestra de hace diez años y comprobar que la ropa que llevamos en ella sería imposible ponérnosla hoy.
De manera que, como no quiero que se obsesionen, les voy a dar una receta de un postre que está muy bueno y que engorda muchísimo, por si tienen una bajada de ánimo y necesitan darle un gusto al espíritu. Así que paciencia con lo del cambio radical y no se obsesionen pues lo más importante es la salud, física y mental.


INGREDIENTES

1 lata de leche condensada, 1 lata de leche evaporada,
1 taza de azúcar, 4 huevos,
4 cucharadas de Málaga Virgen, 1 cucharada de vainilla en polvo,
1 cucharada de canela molida,


En primer lugar, vamos a mezclar cuidadosamente la leche condensada y la evaporada repartiendo bien el contenido de ambas latas, que deben ser del mismo peso. Tras esto, ponemos a cocer a fuego lento la mezcla hasta que espese y se forme una crema fluida pero compacta. Retiramos del fuego y reservamos unos minutos hasta que enfríen un poco. Mientras, separamos las claras de las yemas de los huevo y batimos las últimas para incorporarlas a la crema de leche junto a la vainilla, procurando mezclar bien.

Por otro lado, unimos el vino dulce con el azúcar y lo calentamos, sin dejar de remover con una cuchara de palo, hasta que se forme un almíbar.
Con las claras que habíamos separado, trabajamos hasta conseguir, con ayuda de una varilla, el punto de nieve batiendo firmemente y se le agrega poco a poco el almíbar, una vez que se enfríe éste último.

Para presentarlo, colocamos la crema de leche en copas o cuencos y, con un par de cucharas a modo de sacabolas, las claras batidas procurando crear una presentación vistosa. Finalmente, tenemos dos opciones: una de ellas es espolvorear de canela molida las copas y servir, o bien repartir el postre en cuencos de barro que introduciremos en el horno fuerte espolvoreadas de azúcar. Cuando se queme el azúcar y obtengamos un bonito color tostado, sacamos del horno y servimos.
Espero que les guste.

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