sábado, 23 de junio de 2007

CARTA DE AGRADECIMIENTO A Mª JESUS VELASCO


Cuando de una profesora hablamos, usamos el término señorita, aunque haya cumplido las bodas de plata en su matrimonio. En cambio, hay profesoras que consiguen que sus alumnos la llamen “seño”, ¿cuál es la diferencia? En mi opinión, la diferencia está en que a la señorita se la respeta tanto por su posición como por su edad y, a la “seño”, además se la quiere.


Parece que fue ayer cuando nos reunimos los padres por primera vez con la nueva profesora. Reunión muy formal y repleta de dudas acerca de cómo iba a ser el ciclo que comenzaba para unos niños en edad tan delicada.


Sinceramente, el inicio fue desalentador, los temores están siempre inherentes en unos padres, pues se queda en el colegio parte de su propia vida, lo que más quieren en el mundo. ¿Cómo los enseñará?, ¿será cariñosa con ellos?...


La respuesta tardó poco en llegar. Los niños llevaban la sonrisa en la boca al llegar a clase y al salir de ella, además, a la señorita Maria Jesús, que así se llama la lotería que nos tocó, se le humedecen los ojos cuando se le pregunta por algún niño y te cuenta alguna anécdota del día a día. Si me dieran a escoger a principio de curso, entre alguien académico en sus enseñanzas o alguien que se preocupe tanto como tú de los niños, no lo dudaría un instante, me quedaba contigo.


Con esto, sólo pretendemos dar constancia de lo agradecidos que estamos. Cuando terminas la carrera de magisterio, te enseñan a hacer estudiar a los niños y a que aprendan. Pero, a conseguir que te quieran los alumnos no lo enseña nadie; y tú lo has conseguido. El primer año, que habían salido de infantil las dudas eran grandes, por no saber cómo iba a ser la nueva señorita; en cambio, el segundo año las dudas se tornaron alivio cuando comprobamos que seguías con ellos.


En fin, el año que viene no bajarás de la mano de Óscar, seguida de una fila de niños riendo y deseando contar lo que han hecho en el día. Lo harás en otro lado, cambiarán las caras de estos niños pero seguro que acabarán queriéndote como lo hacen los nuestros.


En resumen, te echaremos de menos y nos alegramos por quienes el año que viene tengan la suerte de tenerte como tutora. Por nuestra parte, has sacado el título de “SEÑO” con matrícula de honor. Estas letras serán tu diploma y nuestro reconocimiento será la orla de fin de curso.


Hasta siempre, “SEÑO”.

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