lunes, 11 de junio de 2007

FRESAS CON MOUSSE CHOCOLATE BLANCO


“De casta le viene al galgo”


Aunque no es oficial, la llegada del verano es inminente y eso implica que la primavera está recitando sus últimas poesías. En la etapa que se marcha, hay una fruta que sobresale por encima de todas en color, sabor, aroma y espectacularidad, es por ello que no quiero dejar pasar la ocasión sin escribir sobre una de mis sabores favoritos: la fresa.


Seamos sinceros, ¿quién me discute que no se le van los ojos hacia el montón de fresas, antes que al de ninguna otra fruta? Efectivamente, la fresa tiene un efecto embaucador sobre todas las demás frutas gracias a su aroma y aspecto inconfundibles.


Realmente, si hay una fruta que juega con ventaja, esa es la fresa. Porque, en realidad, la fresa es la flor del fresal, lo que ocurre es que no es una flor al uso, sino que tiene un bulbo y las hojas son esos pequeños filamentos que le salen como si fuesen pelitos. ¿Porqué digo que juega con ventaja?, porque la fresa es de la familia de las rosáceas, que tiene más de 2.000 especies entre las que se encuentran la propia fresa y la rosa, entre otras. Es por este motivo, que incluya en el encabezamiento la famosa frase: “de casta le viene al galgo”, porque si hablamos que la principal característica de la fresa es su olor, seguro que gracias a su ascendente le ha sido más fácil ser como es.


La época de mayor esplendor transcurre desde finales de invierno hasta entrando el verano, aunque es entre marzo y final de junio cuando mejor están. En España es Huelva la región donde su cultivo adquiere mayor importancia. A decir verdad, la fresa que comemos en toda Europa proviene de los primeros colonos del estado de Virginia, en Estados Unidos. Cuando ésta llegó en el siglo XIX, sirvió de inicio para un nuevo tipo de fresa, mucho más grande aunque en detrimento de su sabor, dando lugar a los fresones.


Para escoger una fresa o un fresón óptimo para su consumo, debemos tener en cuenta que sean brillantes y de apariencia fresca, así como debemos cuidarnos de no quitarles el tallo hasta justo antes de comérnoslas, pues conseguiremos conservarlas mejor. También, les aconsejaría que no apilasen muchas fresas unas encima de las otras, pues su poco peso las hace quebradizas, provocando una pérdida instantánea de su calidad y propiedades.


Para la receta de esta semana, vamos a combinar nuestra fruta protagonista con vinagre de Módena. La unión de fresas con vinagre provoca un resultado sorprendente en la fresa y, si el vinagre es aromático como el de Módena, aún más. Por otro lado, no vamos a caer en el tipismo de mezclar fresas y nata, si no que elaboraremos una espuma de chocolate blanco que resulta genial por sí misma o combinada con el postre de fresa.


En resumen, un postre que seguro hará las delicias de los más pequeños, atraídos por los barquillos con los que decoraremos el plato. Acéptenme una apuesta en relación a los barquillos: ¿a que es lo primero que prueban del postre? Ya lo verán y me darán la razón.
Un abrazo.






INGREDIENTES

1 Kg. De fresas, 200 g. de azúcar, 20 ml. De vinagre de Módena,
125 g. de leche condensada, 125 g. de leche, 75 g. de nata,
150 g. de chocolate blanco (cobertura), 3 g. de hojas de gelatina,
2 claras de huevo, 100 g. de palomitas de maíz dulces,
Barquillos de confitería.



En primer lugar, vamos a trocear en cuartos las fresas reservando un cuarto del kilo sin cortar. Este cuarto de kilo, lo vamos a triturar hasta hacer un puré al que añadiremos 200 gramos de azúcar y el vinagre balsámico de Módena. Una vez obtenida la mezcla disponemos en un cazo ésta a calentar, alrededor de tres minutos para que reduzca un poco. Retiramos del fuego y dejamos enfriar, cuando esté templado le añadimos las fresas cortadas y dejamos que maceren en la salsa al menos una hora antes de comerlas.


Para hacer las palomitas de maíz seguimos las indicaciones del fabricante, les recomiendo las de bolsita en microondas pues son muy ricas y fáciles de hacer. Una vez hechas, las ponemos en el vaso de la trituradora como si fuesen una mayonesa, y las trituramos hasta que tengan apariencia de polvo.


En relación al mousse de chocolate blanco, vamos a mezclar todo el lácteo que tenemos, leche condensada, leche y nata, y lo calentaremos en un cazo. Mientras rompe a hervir, mojamos las hojas de gelatina para que pierdan su textura rígida y se tornen con aspecto de plástico. Una vez haya hervido, añadimos la gelatina a la mezcla y retiramos del fuego sin dejar de remover con una varilla. Tras este paso, troceamos la cobertura de chocolate blanco y se la añadimos al preparado, mezclando bien hasta que se disuelva. En caso de no encontrar cobertura, podemos echar mano del chocolate blanco clásico, aunque debemos cuidar de poner el doble de cantidad.


Una vez que haya enfriado la mezcla del chocolate blanco, montamos las claras a punto de nieve muy firmes y, con cuidado de que no se bajen, las añadimos poco a poco a ésta. Guardamos en la nevera unas dos horas, para que tomen cuerpo.


Para montar el postre, colocamos en el centro del plato una ración de gajos de fresas escurridas. Al lado disponemos, con ayuda de dos cucharas, una bola de mousse de chocolate blanco a la que añadiremos polvo de palomitas igual que cuando sazonamos algo, con los dedos. Por último, rociaremos el plato con la salsa donde maceraron las fresas y colocamos, donde más nos guste, unos barquillos de confitería.


Si consideran que el postre no engorda lo suficiente, pueden añadir un poco de nata montada en un ladito…por si no resisten la tentación de echar nata a las fresas.

2 comentarios:

  1. Que gran cocinero eres, y como bien dices, a cada receta una historia. El helado de jazmin con granizado de malaga virgen tiene que estar buenisimo. Enhorabuena.

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  2. Eres muy amable Anónimo. Te agradecería que si ves algo que no te gusta, también me lo dijeses para mejorar entre todos.
    El post del helado de jazmín me salió desde el corazón, pues me toca muy de cerca a mi y a mi familia todo lo referente a los jazmines y las biznagas.
    Muchisísimas gracias por leer mi blog y espero que no sea el último comentario que me haces.
    Un saludo.

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