sábado, 20 de octubre de 2007

LASAÑA DE SETAS Y ESPARRAGOS

En Málaga no tenemos término medio, o nos morimos de sed o nos ahogamos por la lluvia. No me gustaría ser el dueño de alguno de los coches que se han inundado recientemente en los aparcamientos, aunque si somos sinceros, tampoco me agrada la idea de no poder ducharme a diario porque no queda agua.
Todos estos excesos del clima son cosa propia del Otoño en el que nos encontramos, donde además de los colores ocres y tostados de la cesta de la compra, los cálidos perfumes del bosque y zonas arboladas que dan lo mejor de si mismas, también tenemos el riesgo de las tormentas que siempre vienen tras un prolongado periodo de sequía. Por otro lado, aunque molesta y dañina en algunos sitios, el agua de la lluvia que hemos tenido ha sido poco más o menos que bendita; haciendo un chiste malo de ello podemos afirmar que llega “como caída del cielo”.
OTOÑO, EPOCA DE SETASLa época es además de lluviosa, propicia para la aparición de determinados productos que venimos tratando a lo largo de las últimas semanas, como son las castañas, los membrillos, los frutos secos en general y, tema protagonista de esta semana, las setas en particular.
La micología, o lo que es lo mismo, el estudio de las setas, es una práctica muy habitual en el norte de España donde existen bosques frondosos y, por tanto, grupos micológicos que se reúnen y se dedican al estudio de las setas como nosotros nos reunimos en nuestras peñas a jugar al dominó. En nuestra Málaga no hay tanta tradición, lo que no quiere decir que no haya setas en nuestros campos, aunque es cierto que en vez de setas, a nosotros lo que nos tira de verdad son los espárragos cuando se trata de echarse al campo a buscar algo que comer tras unas lluvias. Por este motivo, he tratado de aunar las dos pasiones en una sola receta y es por ello que les propongo una lasaña con espárragos y setas que es muy sencilla de preparar y que estoy seguro que les va a gustar.
PLACER NO EXENTO DE RIESGO
Volviendo al tema de las setas, el salir a buscarlas es mas un deporte, o una diversión, que otra cosa. Si me apuran es casi tan apasionante como la cacería, aunque mucho mas barata y si se es bueno en la búsqueda puede llegar a ser rentable. Buscando setas practicamos senderismo, tomamos el sol y nos encontramos con el campo que parece que en esta época del año habla al caminante por medio del vaivén de las ramas de los árboles.
Hasta aquí, todo lo que les he contado es perfecto, pero una mañana de paseo se puede convertir en un mal rato pues el coger setas a la ligera no es un tema que recomiendo, salvo si el que lo hace ha estudiado de un buen libro y, además, se ha iniciado acompañando antes a alguien que conoce los secretos de la micología. De no ser así, ni se les ocurra jugársela cogiendo setas a voleo, pues se pueden intoxicar de la manera mas tonta posible en menos que canta un gallo. En este terreno no sirve de nada “radio macuto”, así que no hagan caso de quien les diga que hirviendo las setas con cebolla o ajo, si éstos no se ponen negros, no hay peligro. Tampoco vale aquello de darle a probar a la suegra unas cuantas y si no se pone amarilla, la suegra, podemos comer nosotros; se ha probado que hay venenos que tardan hasta dos días en actuar.
Por tanto, mi consejo es que si no tienen idea, ni tan solo unas nociones sacadas de algún libro o documental del mediodía a las tres de la tarde, no se arriesguen más allá de cogerlas de una estantería del súper; eso si, guarden el ticket de compra por si acaso.

INGREDIENTES Y PREPARACIÓN:
150 g. de pasta lasaña, Salsa de tomate casera,Un vaso de leche, harina fina,Aceite de oliva, 400 g. de queso mozzarella,Sal, Pimienta negra,300g. de setas, 200 g. de espárragos trigueros,200 g. de tomates, 2 huevos,2 dientes de ajo, 100 g. de queso parmesano.Para la base de la lasaña necesitamos hidratar las hojas de ésta. De manera que dispondremos una cacerolita al fuego con agua y sal que debe hervir, momento en que introduciremos las placas de lasaña hasta que estén cocidas, siempre haciendo caso de los consejos que nos da el fabricante. Una vez cocidas, las untaremos de aceite de oliva para evitar que se peguen entre sí.
Mientras esperamos que el agua hierva, podemos adelantar un poco preparando una salsa bechamel sencilla. Usando el aceite de oliva al que echaremos harina fina y, tras unas vueltas y sin que ésta se queme, le incorporamos la leche dejando que espese hasta que tenga el cuerpo suficiente para cubrir la lasaña sin que se nos escurra, momento en que sazonaremos a conveniencia.

Una vez que tengamos la base de la lasaña y la salsa bechamel, prepararemos el relleno. Para ello limpiaremos los espárragos trigueros y los coceremos para después refrescarlos y trocearlos. Con las setas sólo tenemos que lavarlas y trocearlas junto a un diente de ajo para saltearlas posteriormente con aceite de oliva. Por último, batimos los huevos y troceamos el tomate en cuadraditos y trinchamos el ajo restante.
Con todo dispuesto, calentamos el horno a 180º y, mientras alcanza la temperatura, montamos la lasaña. Para montar ésta, preparamos en una placa de horno donde pondremos una base de salsa bechamel, pero no toda; tras esto mezclamos los espárragos trigueros, las setas, los huevos batidos, el ajo troceado y el tomate y el queso parmesano troceado también.
Sobre la salsa bechamel colocamos una placa de lasaña y el relleno encima, salseamos éste con salsa de tomate y ponemos otra capa de lasaña. Repetimos la operación una vez más alternando relleno y lasaña. Finalmente tapamos el conjunto con el resto de salsa bechamel que nos quedaba y espolvoreamos de queso mozzarella, bien rallado o bien en láminas, como más nos guste.
Como casi todos los ingredientes están cocinados, sólo nos queda esperar a que se gratine en el horno, cosa que no tardará demasiado.

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