martes, 18 de diciembre de 2007

CAPON ASADO

CAPON ASADO
“En Nochebuena y Navidad,
la brasa calienta más”.
Popular.
El efecto que produce el sonido de una pandereta en un pavo o en un capón, debe ser el mismo que provocaba el de los tambores de guerra de los indios apaches en los colonos americanos. Si me apuran, hay otro colectivo que, pavos, capones y colonos aparte, al escuchar el sonido de una zambomba, serían capaces de llegar a pagar cincuenta euros por un boquete donde esconderse, y no es otro que el de los cocineros.
Pavos, capones, si me apuran también besugos, y cocineros son asaltados de la misma forma en estas fechas, aunque por ahora no está de moda comerse a los últimos. Además, somos igual de socorridos tanto los unos como los otros, puesto que si no sabes que cocinar en Nochebuena, podemos recurrir al capón relleno o pavo en pepitoria y, si igualmente no sabes que cocinar y no tienes pavo ni capón, recurres a preguntar al vecino o al marido de una amiga que, como es cocinero nos dirá que menú poner esa noche. En definitiva, que se me está poniendo cara de pavo, lo confieso.
NAVIDAD CON EL CINTURON APRETADO
En estas fechas, no voy a caer en la tentación de usar la coletilla de entrañables pues ya se encarga la radio en publicidad de decirlo, no me cambio por nadie del planeta tierra por mucha globalización que nos quieran meter los políticos que Dios nos ha mandado en castigo. Con una sola miradita a la prensa, no hace falta ser un lince de Wall Street para darse cuenta que la cosa está muy mala para todo el mundo, pues de repente hemos descubierto que no tenemos un duro, pero de un día para otro y sin que podamos remediarlo. A pesar de ello, todos los expertos en consumo nos aseguran amparados en las encuestas, que yo no conozco a nadie que le hayan hecho una por lo que no se de donde las sacan, nos aseguran que si en algo no vamos a ahorrar nada, es en comprar comida.
Si nuestra mujer nos ha pedido una thermomix para los reyes, ya puede estar despidiéndose de la idea y si los niños están pensando en que este año cae una playstation, yo les recomendaría que se sentasen cómodamente a esperar a los del que viene, pues éste me da que va a ser que no. Pese a todo, este desolador panorama no nos va a quitar las ganas de irnos al Carrefour y macizar un carrito de comida como si estuviésemos esperando que caiga la bomba H y tuviésemos que estar en un bunker varios años sin salir. Eso sólo pasa aquí y es lo que no puede cambiar por muy europeos que nos hayamos vuelto, pues la capacidad para reírnos y aprovechar cualquier excusa para echar un rato y espantar fantasmas de nuestras cabezas a base de comer y beber es lo que nos hace ser especiales respecto al resto del mundo mundial.
LA NAVIDAD ES INMINENTE Y NO TIENE REMEDIO...
Como cada año, la Navidad está encima y no vamos a tener manera de escapar de ella, por mucho que nos aterrorice a más de uno. Así que armémonos de paciencia y buenos deseos hacia nuestros semejantes y procuremos rodearnos de nuestros seres más queridos, que en definitiva es lo único que merece la pena. Por mi parte, como este año escuchamos publicidad del consumo de los capones hasta la saciedad, creo que es una buena excusa para explicarles como se hace uno y que nos quede muy resultón de una manera sencilla y fácil de manejar en casa con los hornos domésticos que tenemos a nuestra disposición.
Un abrazo.
INGREDIENTES Y PREPARACION:
1Capón de 3 Kg. ,250 g. de magro de cerdo, 8 Salchichas frescas,100 g. de ciruelas pasas, 50 g. de orejones, 20 g. de piñones,1 manzana, 1 trufa, Canela molida,2 Vasos de Jerez seco, 3 cucharadas de manteca de cerdo, Sal, Aceite de oliva, Pimienta.
Limpiamos el capón, colocándolo en una fuente apropiada y lo regamos con el vino para que macere mientras preparamos el relleno.
Para el relleno, cortamos las salchichas en dados y la rehogamos junto al magro en una sartén con aceite de oliva. Añadimos los orejones, las ciruelas, la manzana en daditos y la trufa laminada. Cuando estén pochados, agregamos una tacita del vino que está en la fuente del capón, sal, pimienta y una cucharada de canela molida.
Escurrimos el capón y lo rellenamos con la mezcla que hemos cocinado ayudados de una cuchara de madera. Cosemos con hilo de bramante la abertura y atamos las patas para que no se abran durante la cocción. Untamos el capón con la mitad de la manteca de cerdo y usamos el resto para engrasar el fondo de una fuente de horno, donde pondremos el capón relleno.
Precalentamos el horno a 220º y metemos el capón treinta minutos. Pasado este tiempo, regamos con el vino que estaba en la fuente primera y bajamos la temperatura a 180º, dejando cocer una hora más hasta que esté tierno. Es conveniente regar de vez en cuando con su propio jugo durante la cocción.
Como guarnición, cuando falte media hora para terminar, podemos añadir unas manzanas enteras descorazonadas a la bandeja del capón para que se hagan junto al asado.


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