lunes, 14 de abril de 2008

ALCAUCILES AL ACEITE


Para una ciudad costera y mediterránea como es Málaga, la llegada de la primavera marca el inicio del año y nos hace reparar en el resurgir de la vida a nuestro alrededor. El chirriar de las ruedas de los coches nos recuerda que por donde vamos circulando, anduvieron procesiones no hace mucho y los restos de la cera sobre el asfalto así nos avisan de ello. Es este proceso, el que va de la primavera al verano, una puerta que se cruza hacia otro modo de vida, el que va del recogimiento del frío y la lluvia, cuando la hay, al devenir de aquí hacia allá en las playas y en los paseos de las tardes que son mas largas y luminosas a partir de ahora.

DIETAS Y PRIMAVERA

La entrada de la primavera no se celebra como tal si eres de Málaga, y de Andalucía en general, hasta que no pasa la Semana Santa. Es tanto el boato y la pompa de ésta que ensombrece la llegada del buen tiempo. Una vez pasado todo, tomamos conciencia de que la primavera está aquí y con ella las cruces de mayo, el inicio próximo del verano y la llegada del “playeo”. ¿He dicho “playeo”?, ¿eso que implica aligerarnos de ropa y mostrarnos tal y como somos sin el escudo de las hombreras de un traje de chaqueta y el cruzado de los botones que disimule?

Pues hay que ponerse manos a la obra y comenzar un régimen que olvide las torrijas y el arroz con leche de semana santa, potaje de vigilia y tortillas de bacalao; para ello la primavera nos ayudará con el aumento de la oferta de verduras de estación que nos mantendrán a raya, si aún estamos a tiempo.

ALCACHOFA, MUY POPULAR EN ANDALUCIA

La alcachofa es un vegetal que nos ofrece una variada forma de prepararse en Andalucía y que cuenta de una gran aceptación en sus diferentes presentaciones, bien cocida, frita o guisada es muy sabrosa y sugerente. La palabra alcachofa proviene de una derivación del lenguaje que se mezcló entre los hispanos y los árabes y que significaba cardo comestible.

UN POCO DE HISTORIA

Las alcachofas han sido reconocidas por cocineros desde la antigüedad como una especie de panacea para un número amplio de males que van, por ejemplo, desde que son diuréticas, hepatoprotectoras y eficaces contra el estrés, si bien esto último no se ha descubierto hasta hace muy poco pues no era una dolencia antigua. En resumen, si empieza a valorar la posibilidad de coger por el cuello a su compañero de trabajo por que no lo aguanta, le será más rentable a la larga comprarse un kilito de alcachofas y preparárselas de cualquier manera, hágame caso.

En nuestro país coinciden los historiadores en que fue Catalina de Médicis quien las popularizó. También apuntan hacia la fama de pecaminosas que tenían hacia el año 1666 cuando se publicó el “Roman bourgeois” del francés Antoine Furetiere donde se decía que “…si alguna de ustedes hubiese comido alcachofas, sería señalada con el dedo…” Realmente, no es que veamos anuncios de alcachofas en ningún canal de televisión nocturno, sino que las funciones terapéuticas de las alcachofas van en relación a la mejora de la circulación y a la depuración del cuerpo, por tanto viene relacionado con el mejor funcionamiento de éste, de manera que en cuanto nos encontramos bien la naturaleza aflora y el cuerpo pide guerra… ya me entienden, pecado seguro.

USOS EN LA COCINA

En mi opinión, la mejor manera de preparar las alcachofas es o bien estofadas en aceite templado de oliva donde hervirán despacio, o guisadas en salsa con múltiples variantes y acompañamientos, aunque a bien seguro alguien me dirá, no sin razón, que simplemente fritas también están muy buenas, cosa de la que estoy de acuerdo aunque mi obligación es la de apuntarles formas y maneras de mejorar nuestra cocina y la técnica de ésta, siendo un frito una cuestión con muy poco misterio en el caso de las alcachofas que, por otro lado, no siempre fueron apreciadas como lo son ahora, siendo muchos los escritos que nos hablaban de la poca popularidad que tenían estas hortalizas en la antigüedad por sí mismas si no se preparan junto a otros ingredientes.

INGREDIENTES

8 alcauciles grandes, Aceite de oliva, Sal, Pimienta negra,

1 limón, Agua.

En primer lugar, lo que debemos hacer es dejar las alcachofas desprovistas de las hojas exteriores y del tallo. En caso de que sean de tamaños dispares entre si, recortamos las puntas para que sean iguales. Tras esto, introducimos una cucharadita de café en la alcachofa para entreabrirlas y disponemos un bol con agua y el zumo del limón donde iremos introduciéndolas a medida que las vayamos preparando.

Cuando estén todas listas, las sacamos del agua y escurrimos, colocándolas en una cazuela de pie y apoyadas unas contra otras, apretándolas para que no se muevan. Una vez colocadas, sazonamos con sal y pimienta la abertura de cada alcachofa y regamos éstas con una cucharada y media de aceite de oliva a cada una también.

Finalmente, echamos poco a poco agua en la cazuela hasta que llegue al borde de los alcauciles. Tapamos la cazuela y la ponemos a hervir. Cuando estén tiernos y toda el agua se haya evaporado, sólo quedará el aceite, será el momento de servir en mesa acompañadas de unas patatitas cocidas al vapor y aderezadas de zumo de limón.

Fácil y exquisito en si mismo, pruébenlo y ya me contarán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario