martes, 6 de mayo de 2008

ENSALADA DE FRESAS Y ESPARRAGOS CON SALSA DE NARANJAS Y SESAMO



Dice la leyenda que, si alguien comparte fresas con una persona del sexo opuesto, ambos se enamoran perdidamente el uno del otro. Del mismo modo, para la diosa Venus, diosa del amor, la fresa simbolizaba su reino puesto que le recordaba en forma y color a un corazón, auténtica fábrica y origen del amor según los poetas.
Con el panorama expuesto, si van a tomar unas fresas, vigilen muy bien que no haya, a varios metros a la redonda, una sola muchacha de buen ver. Digo esto, porque si por mano del destino nos vemos en la coyuntura de compartirlas con ella, aunque sea por cortesía, estamos condenados a un noviazgo seguro como mínimo y, al precio al que están las hipotecas, cualquiera es el listo que se enamora formalmente.


REVOLUCION EN LAS ENSALADAS
La receta de esta semana, tiene a la fresa como el elemento al que seguro se nos irá primero la vista al abordarla. En relación al concepto de las ensaladas, de un tiempo a esta parte, hemos impuesto una auténtica revolución en nuestra forma de comerlas. Es innegable que nuestros hábitos alimenticios han cambiado a un ritmo vertiginoso en los últimos años como ningún otro país europeo. Hemos redescubierto la dieta mediterránea y en materia de ensaladas y usos de elementos verdes, el abanico de ingredientes y la imaginación que hemos aplicado se ha abierto de manera considerable, derrochando imaginación y colorido. No hay carta de restaurante que se precie, que no haya relegado a un segundo plano la ensalada mixta de toda la vida y deje paso a una sección de ensaladas en sus menús de forma amplia y suculenta.


ENSALADA: COSA DIVERTIDA
Aunque nuestros más mayores sigan enganchados a la unión del tomate, lechuga y cebolla, seguro que muchos queréis ensaladas verdes, pero divertidas y distintas, aceptando el reto de la variedad cromática. Las combinaciones son infinitas y cada vez acuden más las frutas a las preparaciones de ensaladas, aportando vitaminas y energía a unos platos que antes sólo refrescaban. Si además de todo esto, experimentamos un poco con los aderezos e incorporamos salsas de otras frutas, salsa de yogur, de especias o de hierbas maceradas, convertiremos cada bocado en un muestrario de jardinería.


INGREDIENTES

500 g. de espárragos trigueros de lata, 500 g. de fresas,
1 lechuga lollo rosso, 100 g. de berros o canónigos,
20 g. De semillas de sésamo, ½ vaso de zumo de naranja,
1 cucharada de mostaza, vinagre de Módena,
Aceite de oliva, Sal,
Azúcar, Melocotón en su jugo, o natural.


La auténtica y única complicación de esta receta reside exclusivamente en la preparación de la salsa con la que vamos a aliñarla. Para ello, aromatizaremos el aceite de oliva que nos ha de servir de base para la salsa utilizando semillas de sésamo. Disponemos una sartén con el aceite, unas tres o cuatro cucharadas soperas, y las semillas de sésamo y lo calentamos hasta que se tuesten éstas sin llegar a quemarse. Con la ayuda de una espumadera, retiramos las semillas de sésamo y las reservamos. Una vez tibio, mezclamos el aceite con el zumo de naranja, la mostaza, un par de cucharadas de vinagre aromático, la sal y una pizca de azúcar, batiéndolo todo hasta que se monte ayudado de una varilla o la batidora.

Troceamos las fresas a láminas, los melocotones a cuadraditos, la lechuga la deshojamos y a los berros les cortamos los tallitos. Con los espárragos trigueros haremos algo muy sencillo, puesto que debemos usarlos cuanto más gordos mejor, los cortamos a lo largo conservando las yemas enteras y así obtendremos unos bastones de espárragos. Disponemos todo junto en un bol y lo regamos con la salsa, removiendo para que se impregne bien.

Finalmente, presentamos una base de lechuga lollo rosso, colocamos encima la ensalada del bol y, alrededor como más nos guste, los bastones de espárragos. Rociamos alrededor de salsa de naranja y aceite y decoramos el conjunto con las semillas de sésamo que habíamos tostado.

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