viernes, 20 de marzo de 2009

FLAN CON MIEL

FLAN CON MIEL
Hace tiempo que no les propongo una receta sobre un postre. Por tanto, esta semana nos vamos a quitar el deseo con un flan un poquito especial, a éste le pondremos miel en lugar de caramelo y además, un poquito de pimienta. ¿Una locura? Dedíquenme un momento con su lectura y les demostraré que no es para tanto.

RECETA UNIVERSAL
El flan es, mi opinión, el postre más universal que existe. De forma casi mágica, nos retrotrae a nuestra infancia de manera automática, uniendo leche y huevos de forma alquímica transformando lo líquido en sólido sin que sepamos cómo, sólo con meterlo en el horno un rato.
El nombre de flan es una voz francesa cuyo origen es germánico, procedente del término “flato” que usaban éstos centroeuropeos para nombrar las tortas planas que hacían. Realmente, aunque el nombre sea francés, su origen es romano pues se conocen recetas de aquella época en la que llamaban a esta preparación “tyropatina” y a la que además de usar miel como nosotros vamos a hacer esta semana, también remataban su plato rompiéndole encima unos granos de pimienta aromática para que el sabor de la miel no agotase al paladar y nos permitiera percibir sabores durante más tiempo.
VERSATILIDAD DULCE-SALADO

Cuando de un flan hablamos, el primer concepto que se nos viene a la cabeza es el del postre dulce sin lugar a dudas. No obstante, los flanes también pueden ser preparaciones saladas de infinidad de ingredientes y combinaciones. Partiendo de la idea base de la técnica en la que se fundamenta la receta, es decir emplear huevos que cuajen en un elemento líquido. De esto, obtenemos una textura que, tras mezclar con el aroma correspondiente que proviene de los ingredientes empleados, nos resulta con un flan salado o dulce de muchísimos sabores. No cabe duda que la receta del flan de huevo es la acepción más española de todas, pero también podemos hacer flanes al estilo francés empleando zumo de naranja en lugar de leche aromatizada o utilizar pescado para recetas saladas, verduras o carne picada al objeto de aromatizar el preparado.
En nuestro caso vamos a emplear la idea original de los romanos, utilizando miel y pimienta recién molida aplicada a una versión muy particular del flan en la que usaremos nata en mayor proporción que leche, consiguiendo una textura más cremosa similar a la que obtenemos cuando hacemos cuajada. Estoy seguro que va a ser una nueva perspectiva de una receta de siempre que seguro les va a sorprender.
Un abrazo.

INGREDIENTES Y PREPARACION

¾ taza de nata líquida, ¾ taza de azúcar, ¼ taza de leche,
1 vaina de vainilla, 1 piel de limón, 1 rama de canela,
3 huevos enteros, 2 yemas de huevo, pimienta rosa.

Precalentamos el horno a 130º en primer lugar. Tras esto, mezclamos la leche y la nata en un cazo. Añadimos la canela, la vainilla, la cáscara del limón y ¾ de taza de azúcar. Calentamos el conjunto y lo apartamos en el primer hervor.



En un bol, mezclamos 3 huevos enteros y las yemas de otros dos y añadimos la leche aromatizada muy despacio sin dejar de batir. Cuando sean homogéneos la leche y los huevos, llenamos con esta mezcla unos moldes que habremos engrasado en el fondo con miel previamente calentada hasta que sea espesa y de color marrón oscuro.

Colocamos las flaneras al baño María con agua en el fondo hasta la mitad de los moldes e introducimos en el horno unos 45 minutos aproximadamente. Pasado este tiempo, comprobamos si los flanes están en su punto pinchándolos con una aguja o brocheta y comprobando que ésta sale limpia, signo de que los flanes están listos.


Para presentar, desmoldamos los postres y les rompemos un poco de pimienta encima y alrededor. Decoramos con hierbabuena fresca y un poco de nata si nos apetece.

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