INGREDIENTES
3 tomates maduros, 2 dientes de ajo, 6 avellanas y 6
almendras crudas,
1 rebanada de pan tostado, 2 ñoras, 1 cucharada de
vinagre, Aceite de oliva virgen extra, Sal, 18 o 20
cebolletas pequeñas
No es la primera
vez que les propongo desde esta tribuna una receta cuyo origen es fruto de la
casualidad o el mal proceder del cocinero o guisandero de turno que, sin
proponérselo en modo alguno, obtiene un nuevo plato derivado de una mala
aplicación de la técnica de cocina apropiada para cada caso y que resulta mucho
mejor que el original. En el caso de las cebolletas tiernas o calçots, como se
llaman en Cataluña que es la cuna de
esta receta, la tradición cuenta que
hace algo más de 100 años, Xat de Benaiges, un agricultor de Valls en la
provincia de Tarragona, asó por primera vez las cebollas tiernas sobre un fuego
llameante en lugar de sobre las brasas. No se sabe si lo hizo como fruto de una
ocurrencia brillante o de un error al alimentar el fuego. Xat peló el extremo
carbonizado de las cebollas e inventó el calçot, que actualmente atrae a miles
de turistas y fascina a lugareños.
Alrededor de los calçots se
celebra una fiesta popular que es muy seguida por la gente del lugar y que
reúne a más de 300.000 personas cada final de Enero en la localidad del Valls,
Tarragona. El calçot es una cebolleta tierna, blanca y dulce que, asada a la
brasa y acompañada de salsa romesco, es la base de la calçotada durante toda su
temporada que es de febrero a marzo y se puede degustar en numerosos
restaurantes que ofrecen un menú especial a base de calçots, butifarras, carnes
a la brasa, vino y postres.
La
receta en sí misma no es nada difícil, pues sólo se asan sobre parrillas las
cebolletas a llama viva y posteriormente se envuelven en papel de periódico para que conserven el calor. Se sirven
igualmente de una forma muy curiosa, sobre una teja caliente, al objeto de que
se mantenga el calor. Una vez puesta en la mesa, con la mano se retira la capa
chamuscada y antes de consumirlo se unta el calçot en una salsa romesco. Sólo
es aquí donde reside un poco de complicación, aunque muy poca, pues para hacer
una buena romesco necesitaremos tomates,
cebollas, ñoras, guindillas secas, almendras y avellanas tostadas. Los tomates,
cebollas, ñoras debemos asarlos y a medida que van estando a punto se sacan del
horno y se pelan. Seguidamente, en un mortero se machacan los ajos hasta
conseguir una pasta. Se incorporan el resto de ingredientes y se sigue
trabajando hasta obtener una pasta fina; ni que decir tiene que podemos
ayudarnos de una batidora si consideramos la tarea demasiado ardua. Una vez machacado todo, se incorpora el aceite de oliva virgen extra, poco a poco y en forma de hilo, sin dejar de mover con el mazo. Cuando la salsa esté montada se termina añadiendo un poco de vinagre y se comprueba el punto de sal. Dado que a veces puede resultar difícil montar la salsa, es habitual añadir una rebanadita de pan para ayudar a ligarla.
| foto de lachicadelflequillo.blogspot.com |


Hola de nuevo !!! benditos calçots....pero que ricos !!!y con esa rica salsa no puedo sino ir al mercado y ponerlos el domingo en mi mesa .Gracias por esa deliciosa receta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias.
ResponderEliminarEres muy amable, Mamilu