miércoles, 14 de enero de 2015

PATÉ CASERO A LA RÚSTICA

PATÉ CASERO A LA RÚSTICA
         
   Llegado este punto del año, como ha ocurrido en anteriores, empieza una de mis más curiosas distracciones propias de la época que consiste en calcular hasta cuando van a durar los Papá Noel colgando de los balcones, abandonados a su suerte. Lo más gracioso, es que muchos de los que protestan porque el ayuntamiento tarda mucho en quitar las luces de Navidad de las calles, son los que tienen al encarnado gordito aguantando frío y lluvia hasta Marzo; cosas de la vida.
            Con el invierno demostrando el porqué de su leyenda con la cara más fría que nos puede enseñar, el recogerse en casa en torno a los braseros, estufas o chimeneas quien goce de tener una, invita a que se alarguen las meriendas en torno a éstos o que las cenas sean más contundentes. El paté es un complemento ideal puesto que reúne sabor y diversión en un mismo plato. El sabor de un paté puede ser tan variado como nuestra imaginación nos dicte, ya que de la receta que esta semana les propongo, se puede utilizar como base para el complemento cárnico, fruto seco, especias o incluso pescado que más nos guste.
           
Cuando nos hemos enfrentado a una lata de paté en una mano y de foie gras en  la otra en un supermercado, a veces nos decantamos por la más barata de forma automática sin reparar que no tienen nada que ver una cosa y otra, aunque a menudo los confundamos. La traducción literal de la palabra foie gras, nos viene del francés y significa hígado graso exactamente. No obstante, cuando hablamos de foie gras o foie solamente, damos por implícito que nos estamos refiriendo al hígado de pato, ganso u oca solamente. En cambio, cuando es de paté de lo que  hablamos, es un derivado cárnico que contiene fundamentalmente cerdo junto a otros ingredientes, como la leche, especias, huevos o harina. Precisamente, la traducción exacta de la palabra paté del francés al castellano es “masa”, que a lo largo de la receta veremos que es una masa exactamente lo que tenemos que hacer para prepararlo.
           
Otro aspecto que hace tan popular al paté es su modo de comerlo. En la mesa, resulta un alimento muy divertido, como dije antes, y a su vez dinámico pues requiere de una acción de cuchillo y pan donde untarlo que lo hace entretenido, casi de la misma forma que comer pipas o pistachos. Si somos sinceros, más de uno me reconocerá que sería capaz de comerse una barra de pan entera untándole paté viendo al fondo la tele. Por otro lado,  un paté en el centro de la mesa con una canasta de pan tostado donde untarlo, provoca una excusa perfecta para que los comensales interactúen entre ellos y rompan el hielo. En mi experiencia, reconozco que pertenezco al grupo de los que se comerían una barra de pan en cada tiempo de un partido de fútbol. Definitivamente, el paté en una mesa es un perfecto entremés que puede ser complementado con cualquier chacina o queso, provocando que el pan utilizado no sea tan soso tomado en seco y se convierta en un manjar más.
            Si se animan a preparar la receta de esta semana, lo primera que advertirán al probarlo es que no tienen nada que ver los patés que se venden de forma industrial con cualquiera que hagamos en casa. Tan sólo les voy a hacer una recomendación y es que sean muy cuidadosos con el bote donde lo van a conservar, pues esto es clave para la duración del sabor y propiedades, debiendo ser hermético y con cierre fuerte, a ser posible de los que tienen una banda de goma en la boca como las botellas antiguas de gaseosa La Casera.

 INGREDIENTES
100 g. De carne de pollo                    200 g. De carne de conejo
100 g. De magro                                100 g. De higaditos
50 g. De jamón serrano                      unas lonchas de tocino
50 g. De pistachos                             2 huevos
Tomillo                                               pimienta
Romero                                              orégano
1 vaso de brandy                               2 chalotas
Sal                                                      1 tarro de cristal, hermético.

           
La primera operación que tenemos que llevar a cabo, es la de picar muy bien toda la carne. Para ello, colocaremos el conejo, pollo y cerdo, junto a las hierbas aromáticas del tipo romero, tomillo, granos de pimienta y orégano dentro de una picadora y trabajamos a conciencia hasta que se trituren, añadiéndole finalmente los higaditos también.
            Tras esto, batimos los huevos en un bol y le agregamos la carne picada, amasando y sazonándola al gusto hasta que sea una masa compacta, momento en que echaremos el vaso de brandy al objeto de que se perfume el conjunto. Finalmente, añadimos los pistachos pelados y picados no demasiado pequeños, para que se noten al untar el paté, removiéndolo una vez más para que se repartan por todo el preparado por igual.
          
  Cubrimos el fondo del tarro con lonchas de tocino y rellenamos con la masa de carne que acabamos de preparar, terminando de cubrir con más tocino por encima. Preparamos una olla con agua para que cubra dos tercios del tarro, a modo de baño María, y cocemos éste durante una hora tapado. Transcurrido este tiempo, debemos dejar enfriar en el mismo tarro destapado hasta que la grasa se solidifique, momento en que meteremos en el frigorífico.

            Si preferimos usar un molde del tipo de Pudding para hacer el paté, debemos forrar el fondo de éste con lonchas de tocino y sus paredes laterales, tapando también con más lonchas por encima hasta cubrir por completo. Cerramos el molde con papel aluminio apretando por los bordes y actuamos de la misma manera que con el tarro de cristal. Lo único que debemos tener en cuenta es que, como tenemos que desmoldarlo para consumirlo, se conservará peor que en un recipiente hermético, por tanto este modo sólo lo recomiendo cuando se va a tomar en una fiesta donde haya muchos comensales y se coma ese mismo día.  

1 comentario:

  1. Hola!! Saludos desde Australia!
    Si no encuentro conejo puedo añadirle más pollo o magro? Gracias :) Ana

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