Por fin se inauguró el verano en Málaga. Tras la Fiesta de la Biznaga, tenemos permiso para disfrutar de éste y de sus rigores, ahora sólo nos falta que nos permitan bañarnos en el mar. Para ello, el próximo día 16 será la Virgen del Carmen quien nos otorgue esa gracia bendiciendo las aguas del litoral malagueño.
Los malagueños de pura cepa dicen que hasta la bendición, no debemos bañarnos en la playa. Tengo un amigo, de esos que son como de la familia, que lo lleva a rajatabla, Antonio Gómez el “Chico”, pero yo creo que es un poco de cuento que encubre cierta falta de arrojo para afrontar los peligros del mar… ¡en la orilla misma!
La palabra Carmen, viene de Carmelo. El Carmelo es un monte situado en la población marítima de Haifa en el norte de Israel, en la zona de Galilea y que les sonará tristemente más por los telediarios que por lo que les estoy contando. Karmel, significa en hebreo “Jardín” y en latín “Poesía”. Los antiguos habitantes de aquella zona tuvieron que huir en una ocasión, porque allí siempre han estado liados y me temo que lo seguirán estando, y el día en cuestión cayó un diluvio que casi inundó la zona. Como era un pueblo marinero usaron el mar para poner pies en polvorosa, pero la falta de visión debido a que el cielo cubierto no les permitía ver las estrellas se convirtió en un problema. No obstante, la fe en la imagen de la Virgen del Carmen, Karmel o Carmelo, les indujo a que como estrella del mar ésta les guiaría en su huida. Tras salir con vida de aquello, decidieron fundar una orden en la que se basarían en la fe hacia esta Virgen, la que les guiaría por las difíciles aguas de la vida hacia el puerto seguro que representaba, para ellos, Cristo.
En honor a la fecha que nos llega, podíamos escribir acerca de los placeres del pescado del litoral, pero con motivo de las moragas de San Juan ya lo hicimos largo y tendido, por ello voy a proponerles una variante de nuestra sopa por antonomasia como es el Ajoblanco. Esta sopa tiene la paradoja de no estar hecha, fundamentalmente, del ingrediente del que recibe el nombre sino de almendras casi en su mayor parte. El ajo sólo es un recuerdo que le ponemos a la sopa para que conste en acta que estamos en Málaga, provincia de Andalucía.
Para el Ajoblanco, la guarnición perfecta son las uvas moscatel. Si no tenemos de estas uvas, también podemos usar manzanas en taquitos o melón; en este caso vamos a poner el melón dentro de la receta y le dará un toque especial y diferente, casi lo podíamos llamar elegante.
El melón y la sandía eran sueños de invierno cuando yo era pequeño. Recuerdo que al apretar el frío, anhelaba el sabor de estas frutas y lo que ello conlleva, verano, veraneo, playa, playeo y sobre todo, vacaciones. Son la fruta estival por antonomasia y sólo de postre es una pena usarlas pues tienen una gran variedad de uso. La propuesta de esta semana es imaginativa, aunque no es demasiado arriesgada. Espero que les guste.
INGREDIENTES
300 Grs. de Almendras, 4 dientes de Ajo,
Miga de Pan, asentado. Aceite de oliva,
Sal, Vinagre de jerez,
Agua, Leche,
½ Melón mediano, Jamón en taquitos.
Para pelar las almendras, pondremos agua a cocer y echaremos éstas para que cuezan unos tres minutos. Las pelamos unas vez refrescadas y las ponemos en el vaso de la batidora junto a dos dientes de ajo también pelados. Con los ajos podremos rectificar, añadiendo mas si lo necesitase, puesto que el ajo sólo debe perfumar la sopa y no predominar en ella; piensen siempre que cuando utilicen ajos en un preparado, siempre han de poner la mitad de lo que habían previsto ya que el ajo posee un gran poder de protagonismo allá donde lo pongamos.
De manera que tenemos en el vaso de la batidora los ajos y las almendras, además uniremos pan del adía anterior remojado en leche para que se ablande y la leche que suelte el pan nos ayude a ligar la sopa. Sazonamos el conjunto y comenzamos a batir hasta conseguir una pasta, en este punto añadimos el melón sin piel y troceado. Seguimos batiendo para que se una todo por igual; si usamos un poco de agua conseguiremos que no sea demasiado difícil el trabajo. En cuanto que terminemos, pasamos por un colador chino para que nos quede fino. A la pasta resultante, vamos añadiendo aceite de oliva a hilo y batimos sin parar.
En cuanto que espese el conjunto, añadimos un chorrito de vinagre de Jerez y sazonamos a gusto. Es conveniente poner agua fría para que se aclare un poco la sopa y no esté demasiado untuosa, si ello no nos agrada.
Como guarnición, podemos usar unos taquitos de jamón y trocitos del mismo melón, la combinación es fantástica. Además, podemos recurrir a las uvas de siempre si es esto lo que más nos gusta.
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