lunes, 20 de agosto de 2007

ATUN EN ESCABECHE

ATUN EN ESCABECHE
Uno de los placeres más reconfortantes que tiene la vida, es el de encontrarse a la vuelta de una jornada de Feria, de procesiones en Semana Santa o simplemente de juerga pura y dura, con algo de comer tapado con un plato bocabajo, sobre la encimera de la cocina. Y eso que a pesar de venir hasta arriba de comer y beber hasta las tantas, en el camino de vuelta siempre ocurre que empezamos a notar que todavía te comías algo más antes de acostarte, pero como te has castigado mucho te puede más la pereza por preparártelo que las ganas de comer.
Precisamente, al hilo de lo anterior me comentaba un amigo que los hombres casados engordaban con el paso de los años por este motivo, a saber: cuando un soltero llega a casa después de una juerga de amigotes y cubatas, le pasa lo que a todo el mundo y abre el frigorífico para comer algo, pero como se ha pasado el día de juerga y el de ayer y el otro, no tiene nada en el refrigerador o lo que hay es de dudosa salubridad, por tanto se va a la cama. Por otro lado, si es un casado el que llega tarde a casa, por motivos de trabajo por supuesto, le pasa al revés del soltero, éste se va la cama pero como al abrirla no le gusta lo que hay en ella, hace lo contrario del soltero y se va al frigorífico. Por eso echa barriga sin remedio.
También, al igual que entre un soltero y un casado, existe otro estudio antropológico sobre la diferencia entre una madre y una esposa. Se dice que si vives con tu madre y vuelves de fiesta muy perjudicado, tu madre se levantará de la cama sea la hora que sea y, pese a lo lamentable de tu estado al que no hará ningún comentario, te preguntará si quieres que te prepare algo de comer y se volverá a acostar. Por el contrario, si el que se va de juerga es casado y vuelve a las tantas, la mujer no se levantará a preguntarle si tiene hambre…y quiera Dios que no lo haga, porque sería peor.Por supuesto que estoy seguro que ninguno de los lectores se ha visto envuelto en una circunstancia como las que he descrito antes, por eso mismo y, porque no me cabe duda que los señores de hoy día no son capaces de coger la puerta de la calle si no es en compañía de su esposa, les propongo una receta que necesita tiempo de espera para ser consumida, y eso es precisamente lo que necesitamos en esta Feria, un plato que dejemos cocinado por la mañana y que cuanto más tardemos en comérnoslo más bueno va a estar.
INGREDIENTES
Aceite de oliva, 2 Zanahorias, Clavo, Atún limpio, 750 g. Laurel, Vino blanco, un vaso. Ajo, dos dientes. Pimentón, Vinagre, Sal, Pimienta, Caldo de pescado
En primer lugar, troceamos el atún en taquitos. Disponemos una sartén con abundante aceite de oliva a calentar y rehogamos el atún hasta que se dore por ambos lados, reservando el mismo en una fuente.
En el mismo aceite, rehogamos los dientes de ajo troceados y las zanahorias cortadas en rodajas y peladas, junto a unas hojas de laurel. Cuando estén en su punto, añadimos pimentón y le incorporamos el atún, el vino blanco, y el fumet( caldo de pescado) y vinagre a partes iguales. Dejamos que rompa a hervir y echamos pimienta negra en grano y los clavos de especia, para dejar hervir unos veinte minutos a fuego moderado.
Pasado este tiempo, apartamos en una fuente donde el atún se cubra totalmente con el caldo y lo dejamos reposar hasta que enfríe, momento en que introducimos en el frigorífico y dejamos que pasen al menos unas seis horas antes de comerlo.

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