miércoles, 8 de agosto de 2007

ENSALADILLA DE PIMIENTOS ASADOS



ENSALADILLA DE PIMIENTOS ASADOS

INGREDIENTES
Cinco pimientos rojos de asar, Cinco pimientos verdes de asar, Una cebolla grande, Tres tomates Maduros, Sal y pimienta, Aceite de oliva, vinagre.
En la historia de la humanidad hay páginas repletas de acontecimientos, éstos vienen de la mano de parejas célebres que los han llevado a cabo. Un ejemplo de ello son el gordo y el flaco, Fred Astaire y Ginger Rogers, Tip y Coll, Mortadelo y Filemón, el Dúo Sacapuntas…etc.; pero en nuestra Málaga del mes de Agosto donde se huele a mar por los cuatro costados, existe una pareja que debería ser indivisible por siempre jamás allá donde fuesen. Esta pareja, en la modestia que contiene mi propio punto de vista, es la que conforman el pescaito frito y la ensaladilla de pimientos “asaos”, perdón, asados.
Aunque puede parecer un chiste fácil y de poco futuro, el poner entrecomillada la palabra “asaos” tiene historia. No me negarán que nada más con echar un vistazo por las mesas de un chiringuito y con sólo evaluar la manera de pronunciar la palabra por parte de los clientes, podemos adivinar si alguien es de aquí, de por aquí, o de muy lejos.
Vayamos por partes, si la señora que tenemos en la mesa de enfrente es rubia platino y se está comiendo unos boquerones con cuchillo y tenedor, separando espinas y carne con una paciencia que en Málaga no hemos conocido ni conoceremos, apuesten diez contra uno a que esa señora no es ni española. Por otro lado, si la señora que pretende hacer eso mismo que la anterior no tiene tiempo porque no para de regañar niños, es española seguro aunque no es de por aquí. Por último, hay quien a simple vista es de apariencia similar a la nuestra, se come el pescaito con las manos y, además, tiene que pedir a los niños los refrescos de dos en dos porque sabe que al menos uno lo van a tirar, esa señora puede que sea de aquí aunque todavía le queda la prueba de fuego que es pedirle al camarero un poquito de ensaladilla de pimientos, que si pronuncia la palabra de forma literal, tengan por seguro que no es de Málaga, será como hemos dicho antes “ de por aquí”. En cambio, si lo que pide es una de “ensalailla de pimientos asaos” apueste todo lo que tiene a que es de Málaga sin duda alguna.
En resumen, además de ser el deleite de propios y extraños durante décadas, la ensaladilla desenmascara hasta al mismísimo James Bond en misión secreta, vamos que podríamos patentarla y venderle la receta a la CIA como arma secreta.
La miren como la miren, esta ensaladilla es un placer para quien la prueba. En ésta, se la da paradoja extraña de que necesitamos encender la plancha o el horno de la cocina para poder hacerla, cosa poco común cuando de hacer una ensalada estamos hablando. Además de todo ello, la ensaladilla de pimientos es muy sencilla de hacer en sí misma, aunque requiere de paciencia al asar los pimientos y cierta dosis de pericia para pelarlos acertando el momento justo cuando aún están calientes, que es cuando mejor les sale la piel, y que no corramos el riesgo de quedarnos sin huellas dactilares.
De hecho, el procedimiento de elaboración en sí es muy sencillo, pues no tenemos más que asar en el horno los pimientos de ambos colores procurando voltearlos de vez en cuando para que se asen por igual. Cuando estén listos, se retiran del horno y se dejan en una fuente una media horita tapados con un paño para que suden.
Pasado este tiempo, se limpian de piel tirando suavemente de ésta y los troceamos a tiras con un cuchillo, que dispondremos en un bol. Los tomates se pelan en crudo y los apretamos sobre las tiras de los pimientos para que se mojen con el jugo; tras esta operación, los troceamos muy pequeños en daditos y se lo añadimos a los pimientos junto a una juliana de cebolla, cortada lo más fina posible.
Sólo nos queda aderezar con sal y pimienta y su toque personal de aceite y vinagre.
Una última curiosidad, al principio del artículo les he comentado que esta receta es la mejor pareja de baile de un plato de pescaito frito en esta época del año, aunque cuando llega el invierno también podemos seguir disfrutando de ella si la empleamos junto a los garbanzos del puchero, cuando los apartamos para comerlos junto a la pringá. Si se acuerdan de este consejo, pruébenlo y seguro que no les defrauda. Un saludo.

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