ALBÓNDIGAS EN SALSA DE NUECES MALAGUEÑAS
Para
la mayoría de nosotros, el otoño representa una estación donde nos despedimos
de la playa de Málaga, el buen tiempo, las barbacoas, los niños vuelven al
colegio con el consiguiente gasto de libros, nos vienen los cargos de la visa
con el dispendio del verano…etc. En definitiva, que no es una etapa del año muy
alegre que digamos; en cambio, si lo miramos desde el punto de vista
gastronómico la estación en la que nos encontramos es de las mas interesantes,
pues la explosión de los frutos secos otorga,
a quien sabe sacar provecho de ello, una oportunidad de disfrutar de uno
de los mayores placeres, cocinar con frutos secos.
En el caso de las nueces que nos
ocupan esta semana, los meses de noviembre y el de diciembre son donde se
consume el 85% de lo que se gasta en todo el año, casi nada. En mi opinión, las
nueces y las almendras son los frutos secos mas elegantes que podemos usar para
elaborar platos en nuestra cocina. En la cocina mediterránea son elementos muy
presentes pues aúnan propiedades organolépticas que le otorgan paladar propio cuando
de cocinar de forma relevante se trata. Tanto en guisos como en salsas, en
repostería o en ensaladas los frutos secos son un acompañamiento ideal para
combinar sabores que se realcen entre
si. Por ejemplo, en mi cocina utilizo mucho las nueces pues son mis preferidas
en crudo si de una ensalada se trata o de acompañar un queso curado. En cambio,
si hemos de hacer una salsa es la almendra mi preferida pues es ideal dentro de
la cazuela.
Si nos centramos en la protagonista
de esta semana, la nuez, desde el punto de vista dietético posee un amplio
catálogo de vitaminas y minerales que nos proporcionan ventajas para la salud
muy interesantes. La vitamina B que tiene nos ayuda a combatir la fatiga
física, la B6 el síndrome premenstrual y, por supuesto, de todos es sabido que
comer un puñado de nueces de vez en cuando nos ayuda a disminuir el colesterol
en la sangre, pues son ricas en grasas de calidad que se llaman ácidos grasos
poliinsaturados. El conocido colesterol “malo”, técnicamente colesterol – LDL,
es normalizado gracias al omega 3 que tienen las nueces, así como también
tienen el conocido omega 6 que regula los triglicéridos para defender al cuerpo
humano de la hipertensión.
Con todo lo visto llegamos a la conclusión que las nueces no pueden
faltar en casa, háganme caso, aunque me gustaría recomendarles finalmente que
cuando las comamos, seamos minuciosos al masticarlas pues su digestión es muy
laboriosa.
En Málaga podemos vanagloriarnos de tener una nuez propia, la Malagueña, que es fruto de los nogales de La Axarquía y mucho más tierna y dulce que la famosa californiana y que provoca una explosión de sensaciones a quién la prueba.
Espero que la receta de esta semana sea de su agrado. Un abrazo.
INGREDIENTES
750 g. de
ternera picada, Aceite de oliva, 125
g. de nueces(mitad de California y de Málaga), 1 vaso de leche, Miga de pan, 1 huevo, 1 limón, Sal, Pimienta, Harina fina, ¼ l. De
caldo de carne, Nata líquida
La base de esta receta, es tener
claro el concepto con el que la vamos a preparar que no es otro que hacer unas
albóndigas de la manera tradicional, pero cambiando los ajos crudos por nueces,
así de sencillo. Para ello debemos preparar una sartén con aceite de oliva donde
sofreiremos las nueces peladas hasta que se doren, con esto conseguimos un
aceite aromatizado donde cocer las
albóndigas y que las nueces tengan sabor a estar cocinadas.
Con las nueces rehogadas y bien
escurridas, disponemos un bol con éstas, la leche y la miga de un trozo de pan asentado, removiendo y
machacando el conjunto hasta que el pan absorba la leche y las nueces estén
machacadas. Cuando lo hayamos echo, añadimos la carne picada, el huevo batido y
del limón obtenemos su zumo y la ralladura de éste, que también la uniremos al
conjunto para mezclar todo a conciencia, sazonándolo con sal y pimienta negra.
Con la masa de las albóndigas ya
conseguida, pasamos a hacer unas bolitas, no demasiado grandes para que no se
queden crudas por dentro, usando las
manos llenas de harina, en lugar de amasar las bolas y pasar después por
harina. Una vez que tengamos las bolas echas, las reservamos y nos preparamos
para hacer la salsa donde coceremos las albóndigas posteriormente.
Para la salsa colocaremos una cazuela
al fuego con aceite de oliva del que habíamos usado para rehogar las nueces.
Cuando esté caliente, le añadimos harina fina y removemos con una varilla hasta
que se haga una pasta suelta, que nos servirá para ligar el caldo de carne que
incorporaremos y que hemos de dejar hervir unos minutos a fuego lento hasta que
espese, momento en que añadiremos las albóndigas para que cuezan en la salsa
una media hora.
Cuando transcurran unos diez
minutos, añadimos nata líquida a la salsa y continuamos con el hervor suave
dando un movimiento de vaivén a la cazuela para que se monte la salsa ligeramente.
Probamos por si fuese necesario rectificar de sal y espolvoreamos con perejil
fresco recién trinchado, justo antes de servir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario