viernes, 5 de diciembre de 2014

CALAMARES A LA MALAGUEÑA

CALAMARES A LA MALAGUEÑA

            Seguro que en alguna ocasión, habrán escuchado aquello de  “me quedé blanco de la impresión”, cuando nos llevamos un gran susto. En el reino del mar hay un pez que le pasa lo mismo cuando lo pescan y pasa de tener un bonito color rosáceo a un blanco mortecino nada mas sacarlo del agua con una red. Este sujeto es el calamar.
            Su nombre científico es Lloligo vulgaris, y tiene como los pulpos ocho patas prensiles, pero éste cuenta con dos tentáculos retráctiles con lo que captura sus presas y se ayuda, además, para ligar con las hembras de su especie abrazándolas, mas o menos como hacemos nosotros cuando nos dejan. Como particularidad curiosa, podemos resaltar que el calamar es capaz de volar gracias a dos aletas que le permiten planear en
cierta forma fuera del agua. Los marinos antiguos, presagiaban tempestades cuando este fenómeno, que no se producía siempre, se daba lugar.
             Los calamares son diferentes a sus primos los pulpos y las sepias, éstos viajan de noche cuando hay luna llena y nunca se posan en el fondo marino, gustándole las aguas profundas por el contrario.
           
A los calamares los podemos entronar como uno de los aperitivos indispensables de nuestra cocina, bien en su tinta, rellenos o fritos en rodajas son insuperables. Estos últimos, los fritos, creo que no hay  chiringuito o venta en Málaga que no los tenga en su carta, pues es un plato con el que agradar fácilmente a los niños si le ponemos un poco de mayonesa. Como consejo, puedo decirles que si los cocemos un poco antes de freírlos, nos resultarán tan blandos que se derretirán en la boca.
                Aunque es un plato tan familiar como lo que estamos contando, pocos podrían explicar el origen de su nombre, pues es en Italia donde se le bautiza debido a su bolsa de tinta ya que en el idioma trasalpino se le llama calamaro al tintero o al lugar donde se moja la pluma o cálamo.  
            
INGREDIENTES

¾ Kg. De calamares             2 Cebollas                  4 Dientes de ajo
Miga de pan                          4 o 5 pimientos verdes
¼ Kg. de tomates                  perejil fresco             Pimienta
Pimentón dulce                     Aceite de oliva           Sal

           
El tamaño de los calamares que hemos de escoger debe ser uniforme y no demasiado grande, pues para nuestra receta son los más sabrosos. A éstos le quitamos las cabezas y las patas reservándolas, los limpiamos cuidadosamente por dentro y los dejamos desprovistos  de toda bolsa de tinta, que guardaremos, o caparazón que tengan.
            En cuanto hayamos hecho la operación de limpieza, trinchamos la cebolla muy menudita y la rehogamos en una sartén con abundante aceite de oliva, junto a los dientes de ajo, los pimientos cortados a tiras  y el tomate maduro. Mientras éste refrito se rehoga, troceamos las cabezas y patas de los calamares, pues nos servirán para rellenarlos. Es conveniente que los cerremos con ayuda de un mondadientes antes de  disponerlos en la cazuela o sartén junto al sofrito, para que cuezan a fuego lento hasta que la verdura se haga sin riesgo de que se abran.
           
Una vez cocinado el conjunto, apartamos los calamares a una cazuela de barro para que conserven el calor y pasamos la salsa de las verduras junto a la tinta que habíamos guardado con un poco de miga de pan, el perejil fresco y una cucharadita de agua para que nos ayude a desleírse. En cuanto hagamos este paso, incorporamos la salsa a la cazuela y le damos un ligero hervor a los calamares, rectificándolos de sal y pimienta.

          
  La guarnición por excelencia de este plato es arroz cocido en blanco, al que regaremos con un chorrito de la salsa cuando lo presentemos en el plato con ayuda de un molde de flan. Nos quedará un plato muy resultón a la vez de sencillo y económico.

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