Jamás olvidaré la contestación que me daba mi abuela cuando le preguntaba qué había para comer y ese día tocaban Lentejas: "si las quieres bien, y si no las dejas", a lo que continuaba con la coletilla de mi madre: "si las quieres bien y, si no, también"; esta última de manera mucho más tajante y sin dar lugar a la duda sobre que tenía que terminarme el plato cuando me lo pusiesen.
En relación a lo chocante que pueda parecer esta combinación de lentejas y salmón, si nos detenemos a pensar en que este es el pescado de los más grasos que existen, la cuestión no es tan descabellada. Además, el salmón es un todoterreno para la salud. Su grasa contiene cantidades interesantes de vitaminas liposolubles como las vitaminas A y D, las cuales favorecen la resistencia frente a las infecciones y fortalecen el sistema nervioso. También es buena fuente de magnesio y
yodo, que regulan el funcionamiento del intestino, y numerosas funciones metabólicas gracias al aporte del ácido Omega3. En esta receta, la carne firme y rosácea del pescado contrasta con los aromas del azafrán y la acidez del vinagre, proporcionando una combinación clásica pero inteligente. La digestión de este plato es, además, especialmente ligera en contraste a la versión tradicional de chorizo y morcilla. Así que os lo recomiendo si pensáis pegaros una buena siesta después de comer, si es que los horarios y las prisas os lo permiten.
INGREDIENTES
½ kg de lentejas 1 Cebolla
3 Dientes de ajo aceite de oliva
Laurel, una hoja Sal y Pimienta
Agua 2 Yemas de huevo
Pan frito en rebanadas 1
tomate
1 Pimiento verde Harina
Pimentón de la Vera Comino
molido
1 cabeza de ajo asada 1
patata grande
Un clavo de especia Vinagre
de Jerez
1/4 kg. de Almejas de Málaga 2 Lomos gruesos de Salmón
Lo primero
que vamos a plantear es una olla en el fuego con la cebolla pelada, la hoja de
laurel, el pimiento verde, el tomate maduro y la cabeza de ajo asada.
cascos, las almejas y los lomos de salmón troceados para que se hagan en el guiso, además le vamos a sumar un refrito que consistirá en sofreír con un poco de aceite de oliva una cucharada pequeña de harina, pimentón de la Vera, los dientes de ajo, el clavo y el comino molido. Cuidando de que no se tueste la harina, trituramos también el sofrito y se lo incorporamos a las lentejas para que le de color y consistencia por la acción de la harina.
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